DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt.21,28-32
LOS QUE NUNCA LLEGARÁN A SER PRIMEROS
En domingos pasados veíamos como Jesús instruía a los discípulos en lo que respecta al modo de vida y a las relaciones entre ellos y con los demás. Recordamos que les hablaba de la necesidad de perdonar siempre, setenta veces siete, de la fidelidad por nuestra parte a la llamada y de la generosidad de Dios que se entrega totalmente al que responde a su invitación.
Hoy Jesús habla a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, creo que lo que dice también es válido para cada uno de nosotros, como para la comunidad en su conjunto; habla de aquellos que tienen responsabilidades y no las cumplen, de los que forman parte de la familia y no obedecen el mandato del padre, de rebeldías y de reconducir caminos: decir que si, pero luego es no, o decir que no, pero luego es si.
Esta tibieza, esta ambivalencia, lleva a Jesús a decirle a estos hombres respetables que las prostitutas y los publicanos les adelantaran el el Reino de los Cielos, porque ellos, al fin y a la postre, están donde están , pero la ambiguedad en la que ellos viven les llevara a la perdición porque nos son transparentes, no son fieles a la misión que les ha sido encomendada; mas, porque no quieren cambiar. Es muy significativo lo que Jesús les dice el final del texto : " Y, aún después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni creísteis". Les está llamando duros de corazón, aprovechados de Dios e incrédulos.
Estos son los que nunca llegaran a ser primeros, aunque a los ojos de los hombres ocupen primeros puestos, tengan autoridad para decir, hacer o decidir. Por otro lado, el problema no está en ser primeros o querer serlo, no; el problema está en que nos creamos que por ser los primeros ya tenemos todo hecho, ya tenemos a Dios en el bolsillo y a los demás bajo nuestra ordenes. Es bueno aspirar a ser los primeros, pero desde una actitud de servicio responsable, de solidaridad y fidelidad a la Palabra y a la llamada de Dios que siempre nos conduce a los demás, siempre nos conduce a los otros. ¿ Acaso no es algo de esto lo que Juan nos intenta transmitir en el relato de la última Cena?
¡¡Feliz día del Señor!!
Mt.21,28-32
LOS QUE NUNCA LLEGARÁN A SER PRIMEROS
En domingos pasados veíamos como Jesús instruía a los discípulos en lo que respecta al modo de vida y a las relaciones entre ellos y con los demás. Recordamos que les hablaba de la necesidad de perdonar siempre, setenta veces siete, de la fidelidad por nuestra parte a la llamada y de la generosidad de Dios que se entrega totalmente al que responde a su invitación.
Hoy Jesús habla a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, creo que lo que dice también es válido para cada uno de nosotros, como para la comunidad en su conjunto; habla de aquellos que tienen responsabilidades y no las cumplen, de los que forman parte de la familia y no obedecen el mandato del padre, de rebeldías y de reconducir caminos: decir que si, pero luego es no, o decir que no, pero luego es si.
Esta tibieza, esta ambivalencia, lleva a Jesús a decirle a estos hombres respetables que las prostitutas y los publicanos les adelantaran el el Reino de los Cielos, porque ellos, al fin y a la postre, están donde están , pero la ambiguedad en la que ellos viven les llevara a la perdición porque nos son transparentes, no son fieles a la misión que les ha sido encomendada; mas, porque no quieren cambiar. Es muy significativo lo que Jesús les dice el final del texto : " Y, aún después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni creísteis". Les está llamando duros de corazón, aprovechados de Dios e incrédulos.
Estos son los que nunca llegaran a ser primeros, aunque a los ojos de los hombres ocupen primeros puestos, tengan autoridad para decir, hacer o decidir. Por otro lado, el problema no está en ser primeros o querer serlo, no; el problema está en que nos creamos que por ser los primeros ya tenemos todo hecho, ya tenemos a Dios en el bolsillo y a los demás bajo nuestra ordenes. Es bueno aspirar a ser los primeros, pero desde una actitud de servicio responsable, de solidaridad y fidelidad a la Palabra y a la llamada de Dios que siempre nos conduce a los demás, siempre nos conduce a los otros. ¿ Acaso no es algo de esto lo que Juan nos intenta transmitir en el relato de la última Cena?
¡¡Feliz día del Señor!!