DOMINGO VIGÉSIMO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt.18,15-20
LO QUE NO PODEMOS OLVIDAR
En esta ocasión Jesús habla a los discípulos de algo que, sin duda, le preocupa, se trata de las relaciones entre ellos, de la vida de la comunidad hacia dentro. En el texto se tocan tres temas que tiene que ver entre sí: 1.- La corrección fraterna,2.- El tema de desatar o no, del que ya le habló a Pedro y 3.- La oración comunitaria.
Como digo , tienen que ver entre sí porque tienen que ver con lo que es la vida de fe compartida.
Indudablemente parece que el mas peliagudo es el tema de la corrección fraterna que Jesús aconseja como un deber y que no se debe llevar a cabo con aspereza ni desde un ordeno y mando, sino como una obra de caridad, llena de cuidado y respeto. No es cuestión de que nadie se sienta por encima o mejor que nadie, ni de humillar, ni de ignorar, sino de corregir con talante evangélico y todo ello, aquí nos encontramos con el segundo tema, al saber que nuestra corrección fraterna seguro que ayuda al hermano a sentirse mas libre, e inclusive amado y cuidado. Hemos de procurar que todo ello se lleve a cabo con dignidad y no se rompa la comunión de la fe . Jesús nos dice que para alcanzar esto se requiere el consorcio de la oración al Padre.
Sabemos que no somos parte de un grupo u asociación al uso que se rige por normas mas o menos estrictas, nuestra norma es la del amor como Jesús nos ha dicho.
Sucede que esto no lo tenemos claro en muchas ocasiones y que, por otro lado, el amor propio, cuando somos corregidos, nos hace malas pasadas. Lo importantes es caminar e ir descubriendo desde la oración comunitaria quien es el que nos llama, para que nos llama y como estamos adecuando nuestro comportamiento a la misión que ha sido puesta en nuestras manos. Se trata de aprender a saber apreciar la riqueza de la diferencia y de la humildad de descubrir que no solo yo se hacer bien las cosas, sino que hay algo que se me escapa y que el otro hace de mil maravillas.
¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!
Mt.18,15-20
LO QUE NO PODEMOS OLVIDAR
En esta ocasión Jesús habla a los discípulos de algo que, sin duda, le preocupa, se trata de las relaciones entre ellos, de la vida de la comunidad hacia dentro. En el texto se tocan tres temas que tiene que ver entre sí: 1.- La corrección fraterna,2.- El tema de desatar o no, del que ya le habló a Pedro y 3.- La oración comunitaria.
Como digo , tienen que ver entre sí porque tienen que ver con lo que es la vida de fe compartida.
Indudablemente parece que el mas peliagudo es el tema de la corrección fraterna que Jesús aconseja como un deber y que no se debe llevar a cabo con aspereza ni desde un ordeno y mando, sino como una obra de caridad, llena de cuidado y respeto. No es cuestión de que nadie se sienta por encima o mejor que nadie, ni de humillar, ni de ignorar, sino de corregir con talante evangélico y todo ello, aquí nos encontramos con el segundo tema, al saber que nuestra corrección fraterna seguro que ayuda al hermano a sentirse mas libre, e inclusive amado y cuidado. Hemos de procurar que todo ello se lleve a cabo con dignidad y no se rompa la comunión de la fe . Jesús nos dice que para alcanzar esto se requiere el consorcio de la oración al Padre.
Sabemos que no somos parte de un grupo u asociación al uso que se rige por normas mas o menos estrictas, nuestra norma es la del amor como Jesús nos ha dicho.
Sucede que esto no lo tenemos claro en muchas ocasiones y que, por otro lado, el amor propio, cuando somos corregidos, nos hace malas pasadas. Lo importantes es caminar e ir descubriendo desde la oración comunitaria quien es el que nos llama, para que nos llama y como estamos adecuando nuestro comportamiento a la misión que ha sido puesta en nuestras manos. Se trata de aprender a saber apreciar la riqueza de la diferencia y de la humildad de descubrir que no solo yo se hacer bien las cosas, sino que hay algo que se me escapa y que el otro hace de mil maravillas.
¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!
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