sábado, 30 de septiembre de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt.21,28-32
     LOS  QUE NUNCA LLEGARÁN A SER PRIMEROS

En domingos pasados veíamos como Jesús instruía a los discípulos  en lo que respecta al modo de vida y a las relaciones entre ellos y con  los demás. Recordamos que les hablaba de la necesidad de perdonar siempre, setenta veces siete, de la fidelidad  por nuestra parte a la llamada y de la generosidad de Dios que se entrega totalmente al que responde a su invitación.

Hoy Jesús habla a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, creo que lo que dice también es válido para cada uno de nosotros, como para la  comunidad en su conjunto; habla de aquellos que tienen responsabilidades y no las cumplen, de los que forman parte de la familia y no obedecen el mandato del padre, de rebeldías y de reconducir caminos: decir que si, pero luego es no, o decir que no,  pero luego es si.
 Esta tibieza, esta ambivalencia, lleva a Jesús a decirle a estos hombres respetables que las prostitutas y los publicanos les adelantaran el el Reino de los Cielos, porque ellos, al fin y a la postre, están donde están , pero la ambiguedad  en la que ellos viven les llevara a la perdición porque nos son transparentes,  no son fieles a la misión que les ha sido encomendada; mas, porque no quieren cambiar. Es muy significativo lo que Jesús les dice el final del texto : " Y, aún  después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni creísteis".  Les está llamando  duros de corazón, aprovechados de Dios e incrédulos
 


 Estos son los que nunca llegaran a ser primeros, aunque a los ojos de los hombres  ocupen primeros puestos, tengan autoridad para decir, hacer o decidir. Por otro lado, el problema no está en ser primeros o querer serlo, no; el problema está en que  nos creamos que por ser los primeros ya tenemos  todo hecho, ya tenemos a Dios en el bolsillo y a los demás bajo nuestra ordenes. Es bueno aspirar a ser los primeros, pero desde una actitud de servicio responsable, de solidaridad y fidelidad a la Palabra y  a la llamada de Dios que siempre  nos conduce a los demás, siempre nos conduce a los otros.  ¿ Acaso no es algo de esto lo que  Juan nos intenta transmitir en el relato de la última Cena?
¡¡Feliz día del Señor!! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario