EL PAPA FRANCISCO HA DICHO
*
«Miguel, ayúdanos en la lucha: cada uno sabe cuál lucha tiene en su
propia vida hoy. Cada uno de nosotros conoce su lucha principal, aquella
que pone en riesgo su salvación. Ayúdanos. Gabriel, tráenos noticias,
tráenos la Buena Noticia de la salvación, que Jesús está con nosotros,
que Jesús nos ha salvado y danos esperanza. Rafael, tómanos de la mano y
ayúdanos en el camino para no equivocarnos de camino, para no quedarnos
parados. Siempre caminar, pero ayudados por ti»
*
«Nosotros debemos – permítanme la palabra – ‘bautizar’ la llaga, es
decir, darle un nombre. ¿Dónde tienes la llaga? ‘¿Cómo hago, padre, para
quitármela?’. ‘Bueno, ante todo reza: Señor, ten piedad de mí que soy
pecador’. El Señor escucha tu oración. Después examina tu vida. ‘Si no
veo cómo y dónde está aquel dolor, de dónde viene, que es un síntoma,
¿cómo hago?’. ‘Pide asistencia a alguien que te ayude a salir; que salga
la llaga y después dale un nombre’. Yo tengo este remordimiento de
conciencia porque he hecho esto. Concretamente; lo concreto. Y ésta es
la verdadera humildad ante Dios y Dios se conmueve ante lo concreto»
* «Dios
nos ha creado para la alegría y para la felicidad, y no para
complacernos en pensamientos melancólicos. Es por esto que es importante
cuidar el propio corazón, oponiéndonos a las tentaciones de
infelicidad, que seguramente no provienen de Dios. Y allí donde nuestras
fuerzas parecieran débiles y la batalla contra la angustia
particularmente dura, podemos siempre recurrir al nombre de Jesús.
Podemos repetir esa oración sencilla, del cual encontramos rastros
también en los Evangelios y que se ha convertido en el fundamento de
tantas tradiciones espirituales cristianas: “¡Señor Jesucristo, Hijo del
Dios vivo, ten piedad de mi pecador!”»
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