sábado, 9 de septiembre de 2017





Papa Francisco en homilía en Misa en Bogotá: «La Palabra de Jesús tiene poder para convertir corazones, cambiar planes y proyectos, para sacar de las tinieblas»

* «Pedro experimenta su pequeñez, lo inmenso de la Palabra y el accionar de Jesús; Pedro sabe de sus fragilidades, de sus idas y venidas, como lo sabemos nosotros, como lo sabe la historia de violencia y división de vuestro pueblo que no siempre nos ha encontrado compartiendo barca, tempestad, infortunios. Pero al igual que a Simón, Jesús nos invita a ir mar adentro, nos impulsa al riesgo compartido, a dejar nuestros egoísmos y a seguirlo. A perder miedos que no vienen de Dios, que nos inmovilizan y retardan la urgencia de ser constructores de la paz, promotores de la vida»




Papa Francisco a jóvenes en Colombia: «El fuego del amor de Jesús es suficiente para incendiar el mundo entero»


* «Mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Y si ustedes mantienen viva esa alegría con Jesús nadie se las puede quitar nadie. No se la dejen robar, cuiden esa alegría que todo lo unifica en el saberse amados por el Señor.  Dios nos ama con corazón de Padre y ese es el principio de esta alegría. ¡Cómo no van a poder cambiar esta sociedad y lo que ustedes se propongan! ¡No le teman al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande! A ese sueño grande yo hoy los invito. Por favor no se metan en el chiquitaje, no tengan vuelos rastreros vuelen alto y sueñen grande»


Papa Francisco en el Ángelus 3-9-2017: «Jesús nos recuerda que su vía es el amor, y no hay verdadero amor sin el sacrificio de sí»

* «Siempre, incluso hoy, la tentación es aquella de querer seguir a un Cristo sin cruz, es más, de enseñar a Dios el camino justo… Cada vez que participamos en la Santa Misa, el amor de Cristo crucificado y resucitado se comunica a nosotros como alimento y bebida, para que podamos seguirlo a Él en el camino de cada día, en el concreto servicio a los hermanos. María Santísima, que ha seguido a Jesús hasta el Calvario, nos acompañe también a nosotros y nos ayude a no tener miedo de la cruz, pero con Jesús crucificado, no una Cruz sin Jesús: la Cruz con Jesús, es decir la cruz del sufrir por amor a Dios y a los hermanos, porque este sufrimiento, por la gracia de Cristo, es fecundo de resurrección»


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