sábado, 4 de octubre de 2025

Obispos de Europa: La paz no puede esperar


 Al término de su asamblea plenaria en Bruselas, los obispos de la Unión Europea, encabezados por Mons. Mariano Crociata, presidente de COMECE, lanzaron un enérgico llamamiento por la paz en Medio Oriente, Ucrania y Sudán. La Iglesia, afirman, quiere ser “parte viva y activa de la oración y la solidaridad”.

Vatican News

En un contexto marcado por el estruendo de las armas y la fragilidad de las esperanzas, los obispos delegados de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea concluyeron este viernes 2 de octubre su asamblea plenaria de otoño en Bruselas.

La cita estuvo atravesada por la mirada puesta en las guerras que desgarran pueblos enteros. Monseñor Mariano Crociata, presidente de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), recogió la voz común de los pastores: “Hemos hecho nuestra la herida de los pueblos en guerra”, subrayó, recordando especialmente la situación de Ucrania y de la Franja de Gaza.

El prelado italiano no ocultó la conmoción ante las escenas que llegan desde Medio Oriente: “La sufrida población palestina nos rompe el corazón. Las imágenes de víctimas civiles, niños hambrientos, familias obligadas a abandonar sus casas y ciudades destruidas hieren y sacuden nuestro sentido de humanidad”, afirmó con tono grave.

En sintonía con los numerosos llamamientos del Papa León XIV, los obispos europeos instaron a la comunidad internacional —y de modo particular a la Unión Europea— a comprometerse “con todos los medios posibles” para alcanzar una solución rápida que incluya la liberación de los rehenes, la entrada de ayuda humanitaria sin obstáculos y la construcción de una paz justa y duradera.

La declaración final de COMECE concluye con un gesto de cercanía espiritual y pastoral: “Con nuestras Iglesias nos hacemos parte viva y activa de la oración por la paz, expresando nuestra solidaridad con las poblaciones que sufren, en especial en Gaza, Tierra Santa, Ucrania y Sudán”.

El mensaje, cargado de sensibilidad evangélica, resuena como un recordatorio a Europa y al mundo: la paz no es un lujo aplazable, sino una urgencia que toca la carne herida de millones de hermanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario