MONICIÓN DE ENTRADA.
Nos reunimos esta mañana para celebrar la gracia de Dios derramada en el mundo y que siendo aceptada por el hombre origina una vida nueva por la entrega en el amor y desde la ternura en el consuelo. Eso es la santidad. Eso es Dios con nosotros, eso es lo que celebramos en nuestro hermanos y en nosotros. Ser santos es vivir la filiación divina en plenitud. Recibimos al celebrante.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA (Apc. 7,2-4.9-14)
San Juan en su empeño de ayudar a los hermanos que están siendo perseguidos por ser fieles al Señor les describe en este pasaje del Apocalipsis como sería la gloria a la que ellos están destinados y como serán recibidos: Con todo honor y envueltos en la misma gloria de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: ( SAL. 23 ) “ Estos son los que buscan al Señor.”
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA ( 1a Jn. 3,1-3)
El consuelo para los hermanos en la boca de Juan es que Dios les ama. Les invita a reflexionar sobre ello desde la vida para que puedan descubrir en lo cotidiano el amor que Dios les tiene y la grandeza de ser sus hijos.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
1.- Oremos por la Iglesia llamada a la santidad desde la entrega y el servicio a los demás. Que nunca olvide la misión que se le ha confiado. R
2.- Oremos por los religiosos consagrados al Señor desde la oración y el trabajo, por los misioneros enviados a anunciar la palabra a otros pueblos, por los encargados de transmitir la palabra entre nosotros, por los teólogos y los que son llamados ha hacer el bien, para que nunca olviden que la palabra es de Dios y ha de ser acogida, vivida y anunciada a toda la creación. R.
3.- Oremos por todos y cada uno de nosotros, para que el Señor nos sostenga en la fe, nos guarde en la fidelidad al amor y nos proteja ante las adversidades. R
4.-Oremos para que no nos resistamos a andar por el camino de santidad que el Señor va mostrando a cada uno. R.
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