sábado, 7 de enero de 2017

Papa Francisco en la homilía de la Misa de la Epifanía: «Al igual que los magos, el creyente «nostalgioso» busca a Dios, empujado por su fe
«Descubrir que la mirada de Dios levanta, perdona, sana. Descubrir que Dios ha querido nacer allí donde no lo esperamos, donde quizá no lo queremos. O donde tantas veces lo negamos. Descubrir que en la mirada de Dios hay espacio para los heridos, los cansados, los maltratados y abandonados: que su fuerza y su poder se llama misericordia. Qué lejos se encuentra, para algunos, Jerusalén de Belén. Herodes no puede adorar porque no quiso y no pudo cambiar su mirada. No quiso dejar de rendirse culto a sí mismo creyendo que todo comenzaba y terminaba con él»

Papa Francisco en el Ángelus 6-1- 2017: «Como los Magos, pongámonos en camino, revistámonos de luz siguiendo la estrella de Jesús, y adoremos al Señor»

* «Los Magos ofrecen a Jesús sus dones, pero en realidad el verdadero regalo es el mismo Jesús, el verdadero don de Dios: Él en efecto es el Dios que se dona a nosotros, en Él vemos el rostro misericordioso del Padre… Y hablando de dones también yo he pensado en ofrecerles un pequeño regalo… aunque faltan los camellos… les daré el regalo. El librito ‘Iconos de misericordia’. El don de Dios es Jesús, misericordia del Padre y por ello, para recordar este don de Dios les brindo este presente, que será distribuido por los pobres, los sin techo, los refugiados y muchos voluntarios que saludo cordialmente y agradezco de todo corazón»

 Papa Francisco responde en la Audiencia General a cómo actuar cuando ves a una madre llorar la pérdida de un hijo 

* «Ante la tragedia de la pérdida de sus hijos, una madre no puede aceptar palabras o gestos de consolación, que son siempre inadecuados, nunca capaces de aliviar el dolor de una herida que no puede y no quiere ser cicatrizada. Un dolor proporcional al amor…. Para hablar de esperanza con quien está desesperado, se necesita compartir su desesperación; para secar una lágrima del rostro de quien sufre, es necesario unir a su llanto el nuestro. Solo así, nuestras palabras pueden ser realmente capaces de dar un poco de esperanza»

 

 

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