Domingo después del 6 de Enero: Fiesta del Bautismo del Señor.
Mt.3,13-17.
UNA IRREMEDIABLE Y HERMOSA LOCURA DE PARTE DE DIOS.
Todos los años que Jesús compartió con nosotros fueron jalonados, aquí y allá, por el testimonio del Padre en diversos momentos y situaciones. Hoy nos ocupa uno de esos momentos. el Bautismo de Jesús a orillas del Jordán por mano del Bautista no queda solo en eso, sino que también intervine el Padre reconociéndole como su Hijo amado y el Espíritu, que le inunda. Se inicia un camino en plentud como Hijo de Dios hombre. Es consagración pública, aceptación de su misión por parte del que le envía y le ha de sostener en su quehacer.
Lo que hace le agrada al Padre y lo que hace no es otra cosa mas que ponerse en la fila de los pecadores que buscan a Dios, confundirse con ellos, solidarizandose y asumiendo todo lo que la vida del hombre significa y supone.
Lo que se inicio en Nazaret y proclamó en Belén, sigue su rumbo y ya tenemos entre nosotros actuando y moviéndose, como uno de los nuestros, a Dios.
La nueva etapa que fue anunciada por los profetas y que en Nazaret encontró inicio, da un paso mas y lo que había en su germen va creciendo: Dios se acerca, vive como hombre, se ha sometido a la condición de hombre sin reparos ni recortes.
Y, como en Nazaret, toca al hombre dar respuesta. Ahora son los hombres lo que viendo y oyendo, tocando y sintiendo, están llamados a hacer suyo el proyecto de Dios desde la propuesta y el anuncio del Hijo Amado. Somos nosotros los que hemos de dar respuesta a esta cercanía, a esta promesa cumplida que se inicia con perspectivas de un futuro que no se agotará.
Todo proyecto humano ha de pasar, mas tarde o mas temprano, por la oscuridad, la agonía, el miedo, el no saber. Este proyecto de Dios para con nosotros, tan irremediablemente humano, no está exento de nada de ello porque depende- que hermoso disparate- del sí del hombre. Es parte de nuestra condición la vulnerabilidad y el Padre lo sabe.
Este proyecto necesita el consorcio del hombre y Dios no tiene reparos en someterse a ello. Lo asume en totalidad, Así podemos descubrir hasta donde llega su veracidad, fidelidad, amor y sinceridad.
Este hijo Amado al concluir su estancia terrenal nos envía como anunciadores de Buena Noticia y con un encargo: Vayan por el mundo y al que crea, buaticenlo.
Es lo que intentamos hacer y pienso que sería bastante saludable que nos atreviésemos a preguntarnos cómo lo estamos haciendo y que significado le estamos dando.
¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!
Mt.3,13-17.
UNA IRREMEDIABLE Y HERMOSA LOCURA DE PARTE DE DIOS.
Todos los años que Jesús compartió con nosotros fueron jalonados, aquí y allá, por el testimonio del Padre en diversos momentos y situaciones. Hoy nos ocupa uno de esos momentos. el Bautismo de Jesús a orillas del Jordán por mano del Bautista no queda solo en eso, sino que también intervine el Padre reconociéndole como su Hijo amado y el Espíritu, que le inunda. Se inicia un camino en plentud como Hijo de Dios hombre. Es consagración pública, aceptación de su misión por parte del que le envía y le ha de sostener en su quehacer.
Lo que hace le agrada al Padre y lo que hace no es otra cosa mas que ponerse en la fila de los pecadores que buscan a Dios, confundirse con ellos, solidarizandose y asumiendo todo lo que la vida del hombre significa y supone.
Lo que se inicio en Nazaret y proclamó en Belén, sigue su rumbo y ya tenemos entre nosotros actuando y moviéndose, como uno de los nuestros, a Dios.
La nueva etapa que fue anunciada por los profetas y que en Nazaret encontró inicio, da un paso mas y lo que había en su germen va creciendo: Dios se acerca, vive como hombre, se ha sometido a la condición de hombre sin reparos ni recortes.
Y, como en Nazaret, toca al hombre dar respuesta. Ahora son los hombres lo que viendo y oyendo, tocando y sintiendo, están llamados a hacer suyo el proyecto de Dios desde la propuesta y el anuncio del Hijo Amado. Somos nosotros los que hemos de dar respuesta a esta cercanía, a esta promesa cumplida que se inicia con perspectivas de un futuro que no se agotará.
Todo proyecto humano ha de pasar, mas tarde o mas temprano, por la oscuridad, la agonía, el miedo, el no saber. Este proyecto de Dios para con nosotros, tan irremediablemente humano, no está exento de nada de ello porque depende- que hermoso disparate- del sí del hombre. Es parte de nuestra condición la vulnerabilidad y el Padre lo sabe.
Este proyecto necesita el consorcio del hombre y Dios no tiene reparos en someterse a ello. Lo asume en totalidad, Así podemos descubrir hasta donde llega su veracidad, fidelidad, amor y sinceridad.
Este hijo Amado al concluir su estancia terrenal nos envía como anunciadores de Buena Noticia y con un encargo: Vayan por el mundo y al que crea, buaticenlo.
Es lo que intentamos hacer y pienso que sería bastante saludable que nos atreviésemos a preguntarnos cómo lo estamos haciendo y que significado le estamos dando.
¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!
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