*
«Confiar en Dios quiere decir entrar en sus designios sin ninguna
pretensión, también aceptando que su salvación y su ayuda lleguen a
nosotros de modos distintos a nuestras expectativas. Nosotros pedimos al
Señor vida, salud, afectos, felicidad; y es justo hacerlo, pero con la
conciencia que Dios sabe traer vida también de la muerte, que se puede
experimentar la paz también en la enfermedad, y que puede haber
serenidad también en la soledad y alegría también en el llanto. No somos
nosotros los que podemos enseñar a Dios aquello que debe hacer, de lo
que nosotros tenemos necesidad. Él lo sabe mejor que nosotros, y debemos
confiar, porque sus vías y sus pensamientos son distintos a los
nuestros»
*
«Sigamos adelante en nuestro camino de reconciliación y de diálogo,
animados por el testimonio heroico de tantos hermanos y hermanas que,
tanto ayer como hoy, están unidos en el sufrimiento por el nombre Jesús.
Aprovechemos todas las oportunidades que la Providencia nos ofrece para
rezar juntos, anunciar juntos, amar y servir juntos, especialmente a
los más pobres y abandonados»
Papa
en Mensaje para Jornada de las Comunicaciones: «Romper el círculo
vicioso de las «malas noticias» y optar por la buena noticia, que es
Jesús mismo»
«Quien
se deja guiar con fe por el Espíritu Santo es capaz de discernir en
cada acontecimiento lo que ocurre entre Dios y la humanidad,
reconociendo cómo él mismo, en el escenario dramático de este mundo,
está tejiendo la trama de una historia de salvación. El hilo con el que
se teje esta historia sacra es la esperanza y su tejedor no es otro que
el Espíritu Consolador»
*
«También Jesús, como Sumo Sacerdote recibió esta unción. ¿Y cuál fue la
primera unción? La carne de María con la obra del Espíritu Santo. Y
aquel que blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del amor de
Dios, que es la redención, la re-creación; blasfema sobre el sacerdocio
de Cristo. ‘Pero ¡qué malo!, ¿el Señor no perdona?’ – ‘¡No! ¡El Señor
perdona todo! Pero al que dice estas cosas se le cierra el perdón. ¡No
quiere ser perdonado! ¡No se deja perdonar!’. Esto es lo feo de la
blasfemia contra el Espíritu Santo: no dejarse perdonar, porque reniega
la unción sacerdotal de Jesús, que hizo el Espíritu Santo»
No hay comentarios:
Publicar un comentario