DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO.
CICLO A.
Mt. 1,18-24.
DIOS SABE DE NUESTRO MIEDOS Y DUDAS La semana pasada era Juan el Bautista el que planteaba sus dudas y temores desde la cárcel de Maqueronte. Este domingo se nos hace caer en la cuenta de las dudas y temores que ha de superar José, esposo de María, ante la evidencia de que está embarazada sin vivir juntos.
Parece como si la duda y el miedo, la oscuridad, formaran parte del seguimiento, de la fidelidad a la palabra de Dios. Quiero ver en este hecho una llamada de atención para todos y cada uno de nosotros que hoy conformamos la Iglesia del Señor.
La duda, el temor, el no saber, se hacen presente en nuestra vida con mucha frecuencia, a unos les lleva a desertar, a otros les hace sufrir, a otros a consultar o a la oración, pero está ahí.
Pienso que en muchos de los casos el tema radica en que no nos hemos creído del todo al Señor, no nos hemos desembarazado de nosotros, no nos hemos vaciado y cuando descubrimos lo que el Señor realmente nos pide, saltan todas las alarmas, se hace la oscuridad y se disparan todos los miedos.
¿Como superar estos momentos. ? lo vemos en María, en Juan, en José y en el mismo Jesús: oración y disponibilidad, que no nos van a sacar de lo concreto de nuestra realidad , sino que nos van a posibilitar aceptarla en totalidad, con nuestros miedos, pero también con confianza y la certeza de que el Señor está.
De siempre se ha dicho que ser creyentes no es un sombrero, algo de "quitan y pon", sino que debe engarzar toda nuestra existencia con Dios y con la humanidad y hasta que esto no lo vivamos con hondura, no sabremos de paz interior ni de armonía. Hoy mas que nunca se hace necesario cultivar el mundo de la trascendencia, la espiritualidad, es decir, abrir la cárcel en la que estamos prisioneros, derribar el muro que impide volar mas alto. No podemos pretender, consciente o inconscientemente, tener a Dios contento pero sin mucho compromiso.
En la vida cristiana seria y responsable se impone, mas tarde o mas temprano, la vida interior, la oración, el rumiar las acciones de Dios, las de antes y las de ahora (la Palabra, su palabra), la escucha y la relación filial que es la que posibilita ante la oscuridad, el miedo y la zozobra, del consuelo y la paz que a veces tanto nos cuesta encontrar.
¡¡Feliz día del Señor!!
CICLO A.
Mt. 1,18-24.
DIOS SABE DE NUESTRO MIEDOS Y DUDAS La semana pasada era Juan el Bautista el que planteaba sus dudas y temores desde la cárcel de Maqueronte. Este domingo se nos hace caer en la cuenta de las dudas y temores que ha de superar José, esposo de María, ante la evidencia de que está embarazada sin vivir juntos.
Parece como si la duda y el miedo, la oscuridad, formaran parte del seguimiento, de la fidelidad a la palabra de Dios. Quiero ver en este hecho una llamada de atención para todos y cada uno de nosotros que hoy conformamos la Iglesia del Señor.
La duda, el temor, el no saber, se hacen presente en nuestra vida con mucha frecuencia, a unos les lleva a desertar, a otros les hace sufrir, a otros a consultar o a la oración, pero está ahí.
Pienso que en muchos de los casos el tema radica en que no nos hemos creído del todo al Señor, no nos hemos desembarazado de nosotros, no nos hemos vaciado y cuando descubrimos lo que el Señor realmente nos pide, saltan todas las alarmas, se hace la oscuridad y se disparan todos los miedos.
¿Como superar estos momentos. ? lo vemos en María, en Juan, en José y en el mismo Jesús: oración y disponibilidad, que no nos van a sacar de lo concreto de nuestra realidad , sino que nos van a posibilitar aceptarla en totalidad, con nuestros miedos, pero también con confianza y la certeza de que el Señor está.
De siempre se ha dicho que ser creyentes no es un sombrero, algo de "quitan y pon", sino que debe engarzar toda nuestra existencia con Dios y con la humanidad y hasta que esto no lo vivamos con hondura, no sabremos de paz interior ni de armonía. Hoy mas que nunca se hace necesario cultivar el mundo de la trascendencia, la espiritualidad, es decir, abrir la cárcel en la que estamos prisioneros, derribar el muro que impide volar mas alto. No podemos pretender, consciente o inconscientemente, tener a Dios contento pero sin mucho compromiso.
En la vida cristiana seria y responsable se impone, mas tarde o mas temprano, la vida interior, la oración, el rumiar las acciones de Dios, las de antes y las de ahora (la Palabra, su palabra), la escucha y la relación filial que es la que posibilita ante la oscuridad, el miedo y la zozobra, del consuelo y la paz que a veces tanto nos cuesta encontrar.
¡¡Feliz día del Señor!!
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