sábado, 16 de marzo de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO QUINTO DE CUARESMA. CICLO B.

SEGUIR Y SERVIR AL SEÑOR.

Volvemos a encontrarnos en este domingo quinto de cuaresma con el evangelio de San Juan (12,20-30) en donde nos relata los momentos en lo que  Jesús ya esta sufriendo las consecuencias de la persecución a la que es sometido, pero aún así, no le falta el consuelo de aquellos que quieren saber de El, precisamente paganos. Jesús ante el deseo de estos hombres les contesta con el anuncio de su pasión que ya es inminente y lo hace hablando de gloria y anonadamiento, de fruto y no fruto, de muerte y vida, de  generosidad y egoismo, para redondear con la invitación al seguimiento con todas las consecuencias : " el que quiera servirme, que me siga, y donde esté  yo, allí también  estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le premiará"

Y se nos muestra  débil y sufriendo,  siente que su alma está agitada, sufre una tormenta interior y . . . acude al Padre a quien pide le libre de  esa hora, de ese momento y  encuentra el consuelo que necesita, el testimonio del Padre. . . esa presencia que  le ayuda a superar miedos, angustia, tormenta interior . . .

 Es desde esa seguridad de que el Padre acepta su entrega, desde donde habla y encuentra ánimos para consolar y manifestar la acción salvadora que Dios está realizando por el mundo desde su entrega, que el ya sabe terminará en la cruz: " Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí" .

 Pues bien, este es el mismo Jesús que un día se acerco hasta nosotros y lo sigue haciendo, invitándonos no sólo a seguirle, sino también a servirle.

Seguir y Servir al Señor, esto ¿ Que implica, que me pide, por donde debo empezar, como lo hago,  desde donde y donde voy a encontrar la fuerza? y, sobre todo, ¿ Cual va a ser la recompensa? Jesús  ya nos da la respuesta a todo ello y si volvemos a releer el texto vamos a encontrar aquí y allá pinceladas que nos apuntan por donde hemos de caminar, cual va a ser nuestro acicate y sobre todo, algo que nos preocupa tanto a los hombre: la recompensa. Recompensa que no va a ser otra mas que la misma que se le ofrece a Jesús: " lo he glorificado y volveré a glorificarlo". Es decir,  participar en plenitud de la misma vida de Dios que dicho así, de esta manera, no parece que entusiasme mucho, pero si lo decimos como ya lo hemos oído allá por los comienzos en el paraíso  y que se sigue repitiendo hoy  en el mundo para el hombre actual, pero falsamente, ¿Cómo nos quedamos? porque en el fondo esa glorificación nos va a hacer como Dioses, ser como Dios, participando de la misma vida de Dios, nuestra vida va a ser nuestra pero también vida en Dios, de Dios.

¡¡Feliz día del Señor!!

 José Rodríguez Díaz





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