sábado, 30 de marzo de 2024

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

APRENDIENDO A ESPERAR 

Culminado el tiempo de la cuaresma  con lo que comúnmente llamamos Semana Santa, porque en ella traemos al presente la entrega del Señor con una muerte violenta. Ahora, en un pequeño compás de espera, nos disponemos a celebrar las fiestas  de la Pascua en donde Jesús Resucitado de entre los muertos  por la gloria del Padre, lo llena todo y lo completa todo. Estas fiestas de la Pascua del Señor se prolongan durante cincuenta días y a lo largo de ellos tendremos ocasión de ir descubriendo la presencia del Señor resucitado entre los suyos, en medio de su iglesia y también de como poco a poco,  termina de prepararlos para que ellos asuman la misión que se les ha de encomendar  mientras que Jesús se despide porque sube al Padre.


Por lo pronto, lo que nos toca ahora es esperar. Saber esperar y es en esta espera, en donde la fe adquiere vigor y  muestra su capacidad de  seguir adelante. Solo el que tiene fe sabe esperar, se suele decir. Pues bien, eso es lo que a nosotros nos toca por ahora.  Pero ¡ ojo! ,  que no es una espera pasiva, de brazos cruzados, no. La nuestra ha de ser una espera activa, una espera que se pone en camino porque a la fe le urge buscar, entre luces y sombras, el sendero que le conduce a su bien deseado y provocar cuanto antes el encuentro  amoroso del que busca y el que se deja encontrar,  del que se ha ido pero que vuelve, del que sigue recordando nuestro nombre y nos lo susurra al oído.

Hay que hacer el camino y para ellos tenemos la memoria cargada y encargada de recordarnos los momentos hermosos que vivimos con el que buscamos y que ahora no esta, las palabras que le oímos pronunciar y que siguen resonando en nuestros oídos, los gestos que tanto nos gustaban y que nosotros estamos llamados repetir...  Se hace necesario que nos reunamos en su nombre los que en su nombre hemos creído y busquemos la forma y manera de seguir haciéndole presente en medio de un mundo que le necesita, pero que no lo sabe... pero nosotros si que lo sabemos y por eso somos enviados a proclamar y ayudar al hombre por amor y fidelidad al Maestro, a redescubrir donde puede encontrarlo, donde se haya, en que lugar o espacio de su vida se sigue haciendo presente.

 Hermosa misión que nos lleva a salirnos de nosotros mismos y a poner en juego lo mejor y mas hermosos que nos ha podido suceder, no sin dolor, entre sombras y  muchas veces con miedo, porque a pesar de todo y dentro de todo, somos tan humanos que nos perdemos en el camino y por eso el Padre nos quiere tanto.

Es la fiesta de Pascua en donde Jesús como estrella de la mañana alumbra  un nuevo día que se extiende por todo el orbe y que  alcanzará a toda generación siendo la salvación para el que le acepte y le deje llegar y entrar a su vida.

¡¡Feliz Pascua de Resurrección !!

José Rodríguez Díaz



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