sábado, 24 de marzo de 2018

LA INCANSABLE LABOR DE LA IGLESIA CATÓLICA EN SIRIA

El 15 de marzo se cumplieron siete años desde que estalló la guerra civil en Siria, que ha dejado un saldo de más de 511 mil muertos y más de seis millones de desplazados.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados reveló en un informe que actualmente hay 13,1 millones de personas en situación de necesidad en Siria de los cuales 5,3 millones son niños. Además, más de 5 millones y medios de sirios han huido al extranjero.
Según informó Cáritas italiana en un reporte, cerca de tres millones de niños no van a la escuela por la guerra.
El Cardenal Mario Zenari, Nuncio Apostólico en Siria, expresó recientemente que debido a la guerra en ese país se vive “el infierno” en la tierra, “especialmente para niños vulnerables”.
En todo este tiempo la Iglesia ha luchado por mantener viva la fe de los cristianos de ese país, que son perseguidos por los extremistas o que han sido afectados por el conflicto, y por brindar ayuda material a todos aquellos que sufren.
Además, en repetidas ocasiones el Papa Francisco ha hecho un llamado a la paz en Siria y ha pedido la protección de los inocentes, especialmente de los niños.
También en estos años se ha conocido el testimonio de religiosos que han acompañado a la población y de misioneros extranjeros a quienes se les ofreció la oportunidad de volver a sus países cuando estalló el conflicto, pero ellos optaron por quedarse.
Una de estos es el de la Hermana Guadalupe del Instituto del Verbo Encarnado (IVE). Esta religiosa argentina llegó a Siria en el 2011, justo el año en que comenzó la guerra, y a inicios del 2017 tuvo que regresar a su país de origen. Actualmente recorre varios lugares para dar testimonio de los sufrimientos y el valor de los cristianos en el país asiático.
En una entrevista concedida a ACI Prensa, dijo que los cristianos son “los mártires de nuestros tiempos” y que “están dispuestos a dar su vida y a que les corten la cabeza por testimoniar a Jesucristo”.
El IVE tiene dos casas en Alepo, ciudad que fue liberada del control de los terroristas en diciembre de 2016 y es una de las más castigadas por el conflicto. En ambas alojan a decenas de estudiantes provenientes de diversas partes del país. También han acogido a familias cuyas casas fueron destruidas por los bombardeos.
En Alepo los salesianos también tienen un oratorio donde atienden a unos 750 niños. Un sacerdote salesiano originario de esta ciudad, el P. Pier Jabloyan, explicó a ACI Prensa que el objetivo es ayudar a los pequeños en su educación y “generar un ambiente pacífico” para que conozcan a Cristo.
“Esta es la misión de los salesianos con la gente de Alepo. Somos tantos los religiosos que decidimos quedarnos como los franciscanos, jesuitas, las misioneras de la caridad y tantas congregaciones que están empeñadas en socorrer al máximo posible de gente que sin ayuda no pueden vivir”, expresó el P. Jabloyan.
Otro sacerdote salesiano que decidió quedarse en Siria es el P. Alejandro León, originario de Venezuela. El presbítero contó a ACI Prensa que se dedica a trabajar con jóvenes. Los ayuda a formarse para que puedan ayudar a reconstruir su país.
Otra religiosa que ha obrado a favor de los cristianos es la Madre Agnes, originaria de el Líbano. Luego de que estalló la guerra, esta religiosa de 66 años ha salvado de la destrucción el patrimonio cultural de los cristianos. Extrajo los iconos, manuscritos y lienzos del monasterio de Santiago el Mutilado, ubicado 60 kilómetros al norte de Damasco.
Esta religiosa también ha sido intermediaria para la liberación de los cristianos secuestrados. En 2014 negoció por teléfono con el líder máximo de Al Qaeda en la zona fronteriza con el Líbano la liberación de nueve monjas greco-ortodoxas secuestradas.
Durante el año 2017, se ha conocido la labor de organizaciones humanitarias como SOS Chrétiens d´Orient y de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que han colaborado en la reconstrucción de iglesias destruidas durante los enfrentamientos o ataques terroristas.
En la ciudad de Alepo, los franciscanos la Custodia de Tierra Santa, que administran la Iglesia latina de San Francisco de Asís, han asistido a las decenas de familias que han regresado a la ciudad del extranjero y a varias parejas de novios que decidieron casarse.
El P. Ibrahim Alsabagh, párroco de la iglesia de San Francisco de Asís, explicó a ACI Prensa que la crisis económica en el país es tan grave que “aunque los dos padres de familia trabajen, resulta imposible salir adelante sin la ayuda de la Iglesia. Los necesitados son muchos y nosotros nos confiamos a la providencia divina”.
Otro de los proyectos de los franciscanos es la reconstrucción de las casas destruidas de los cristianos durante los bombardeos y ayudar a pagar las hipotecas de las familias empobrecidas. Desde el 2016 han reconstruido más de 470 viviendas.
También entre junio y julio organizaron talleres recreativos para 860 niños y actualmente desarrollan una iniciativa educativa en beneficio de los 150 pequeños más afectados por la guerra.
En marzo de 2017, la subdirectora de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Paloma García Ovejero, informó que el Papa Francisco ha enviado 100 mil euros para ayudar a los pobres de Alepo en Siria.
En Siria también se desarrolla el proyecto "Hospitales abiertos" ideado por la organización AVSI en 2016 en asociación con la Fundación Gemelli y el Pontificio Consejo Cor Unum. El objetivo es brindar atención médica a las personas que viven en la pobreza y apoya las actividades de cuatro hospitales sin fines de lucro en el país.
Por su parte, este año ACN donó zapatos nuevos a 450 ancianos pobres que residen en Alepo, ya que estos no podían adquirirlos debido a la inflación. La hermana Annie Demerjian, que participó en el proyecto, indicó que estas personas “dependen de Dios y de la ayuda de emergencia que se les entregue. Sus hijos huyeron de la ciudad o permanecieron en ella, pero son tan pobres que no pueden ayudarlos”.
Además, Cáritas italiana destacó en un informe que durante la guerra en Siria las organizaciones eclesiásticas, las congregaciones y las diócesis han desplegado unos 5 mil voluntarios para repartir ayuda humanitaria.

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