Capilla del Santísimo en nuestra parroquia |
Lo cierto es que Francisco me avisó de que permanecía en la iglesia después de que la misa había terminado y todos se habían ido... Este señor debió decirle que el había colaborado en la construcción de la iglesia y que satisfaciendo su deseo, su hijo, le había acercado... necesitaba volver
Me fui hasta el, me presenté como el párroco, me senté en el banco y conversamos mientras el hijo permanecía de pié; le pregunté, sabiendo ya el motivo de su visita y de su resistencia a abandonar el recinto, por todo lo que había significado para el colaborar con don Jesús en la construcción del templo; tuve la ocasión de darle las gracias por el regalo que nos habían hecho y que ahora nosotros podemos disfrutar; el sonreía complacido y agradecido... Cuando decidió abandonar la iglesia ,siempre acompañado por su hijo, poco a poco, pasito a pasito, traspuso la puerta mientras yo miraba de pié desde donde estaba, me emocioné y rumié un ¡¡gracias señor!!. Me fui a terminar de recoger para cerrar mientras pensaba para mis adentro lo que este encuentro debió significar para este señor dándome cuenta de que el Señor da alegrías sencillas y recompensas oportunas cuando menos lo esperamos, si somos capaces de volver sobre nuestros pasos y le buscamos de alguna forma.
Volver a la iglesia después de mucho tiempo, se le hacía necesario, necesitaba volver, recordar, sentir lo que ha tiempo sintió y le llevo a colaborar de forma desinteresada.
Y di gracias al Señor porque descubrí que nunca, nunca, se queda con nada , que siempre está dispuesto a recuperar y recuperarnos, a darnos ese consuelo y paz que siempre necesitamos, sobre todo, cuando ya somos mayores y sabemos que solo su ternura es capaz de reconfortar nuestro corazón y que tan solo El nos puede dar.
José Rodrígues Diaz
Párroco
Y di gracias al Señor porque descubrí que nunca, nunca, se queda con nada , que siempre está dispuesto a recuperar y recuperarnos, a darnos ese consuelo y paz que siempre necesitamos, sobre todo, cuando ya somos mayores y sabemos que solo su ternura es capaz de reconfortar nuestro corazón y que tan solo El nos puede dar.
José Rodrígues Diaz
Párroco
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