¿CONTAMINADOS POR LA MENTALIDAD PAGANA?
El tema que el evangelio nos pone sobre el tapete este domingo es algo que fue motivo de discusión en la época de Jesús y que hoy sigue siendo muy actual. Se trata del divorcio.
Resulta que unos fariseos se acercan a Jesús y le preguntan sobre la licitud o no del divorcio, con la intención de ponerlo a prueba. La trampa esta en que si responde que sí es licito va contra la ley de Dios, pero si responde que no lo es tienen el argumento de que Moisés lo permitió, luego está en contra de Moisés.La respuesta de Jesús es clara y contundente, no la evade y contesta frente a los flancos que la pregunta trampa encierra. Moisés lo permitió por vuestra terquedad, pero el proyecto primero de Dios no era ese.
Luego en casa, una vez superada la polémica, le explica a los discípulos. No prohíbe el divorcio, no, lo que les dice es que si uno ya casado en nombre de Dios, lo hace y se casa con otra es adultero y esto vale tanto para el hombre como para la mujer, cosa mas improbable si tenemos presente la situación de la mujer en aquellos tiempos. Lo cierto es que Jesús apuesta por el proyecto primero de Dios para con la unión del hombre y la mujer. Eso es lo que Dios quiere, ese fue el proyecto primero.
Como vemos y desde nuestros tiempos, la patata caliente sigue sobre el tejado y es que este asunto del divorcio viene argumentado por diversas situaciones: incapacidad de convivencia, maltrato, no comunión entre los esposos... etc. cuando se supone que nada de eso debe existir en la unión cristiana y que ha de estar presidida por el amor de Dios y en donde el uno se debe al otro a lo largo de toda la vida.
Los seguidores de Cristo hemos contaminado este asunto con la forma de ver y pensar de los que no son creyentes, pues un creyente ha de tener bien claro que el divorcio no debe entrar en el ámbito de la unión cristiana.Hemos de tener presente que Jesús habla a sus seguidores y no está imponiendo nada a quien no está con el. Cada cual ha de responder de sus decisiones ante Dios, su conciencia y los demás.
La iglesia no puede dejar de seguir ofreciendo este hermoso proyecto de Dios para con el hombre y la mujer, pero tampoco olvidarse de la misericordia y siempre acoger y tratar de reconducir, sanando posibles heridas.
¡¡Feliz día del Señor !!
José Rodríguez Díaz
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