sábado, 16 de junio de 2018

EL PAPA FRANCISCO HA DICHO




El Papa en Santa Marta 14-6-18: «El insulto mata el futuro, pasemos de la envidia a la amistad indica Jesús»


* «Cuando una persona hace algo que no gusta, yo la insulto y la hago pasar como “discapacitada”: discapacitada mental, discapacitada social, discapacitada familiar, sin capacidad de integración… Y por esto mata: mata el futuro de una persona, mata el recorrido de una persona. Es la envidia que abre la puerta, porque cuando una persona tiene algo que me amenaza, la envidia me lleva a insultarla. Casi siempre hay envidia allí. Por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo. Es la envidia que lleva a la muerte»

El Papa en la Audiencia 13-6-18: «La vida verdadera la da sólo Jesús, buscar original y no la copia»


 * «Quisiera decir, sobre todo a los jóvenes: nuestro peor enemigo no son los problemas concretos, por muy  graves y dramáticos que sean: El mayor peligro en la vida es un mal espíritu de adaptación que no es la mansedumbre ni la humildad, sino la mediocridad, la pusilanimidad. Un joven mediocre ¿es un joven con futuro o no? ¡No! Se queda ahí; no crece, no tendrá éxito. La mediocridad o la pusilanimidad. Esos jóvenes que tienen miedo de todo… Jesús no ofrece sustitutos, ¡sino vida verdadera, amor verdadero, riqueza verdadera! ¿Cómo pueden los jóvenes seguirnos en la fe si no nos ven elegir el original, si nos ven adictos a las medias tintas? Es feo encontrar cristianos de medias tintas, cristianos –me permito la palabra- “enanos”; crecen hasta una determinada estatura y luego no; cristianos con el corazón encogido, cerrado. Es feo encontrarse con esto. Hace falta el ejemplo de alguien que me invita a un “más allá”, a ” algo más“, a crecer algo más»


El Papa en Mensaje para la II Jornada Mundial de los Pobres: «No es protagonismo lo que necesitan los pobres, sino el amor que olvida el bien realizado»


* «¡Cuántas sendas conducen también hoy a formas de precariedad! La falta de medios básicos de subsistencia, la marginación cuando ya no se goza de la plena capacidad laboral, las diversas formas de esclavitud social, a pesar de los progresos realizados por la humanidad… Como Bartimeo, ¡cuántos pobres están hoy al borde del camino en busca de un sentido para su condición! ¡Cuántos se cuestionan sobre el porqué tuvieron que tocar el fondo de este abismo y sobre el modo de salir de él! Esperan que alguien se les acerque y les diga: «Ánimo. Levántate, que te llama» (v. 49). Lastimosamente a menudo se constata que, por el contrario, las voces que se escuchan son las del reproche y las que invitan a callar y a sufrir. Son voces destempladas, con frecuencia determinadas por una fobia hacia los pobres, considerados no sólo como personas indigentes, sino también como gente portadora de inseguridad, de inestabilidad, de desorden para las rutinas cotidianas y, por lo tanto, merecedores de rechazo y apartamiento. Se tiende a crear distancia entre ellos y el proprio yo, sin darse cuenta que así se produce el alejamiento del Señor Jesús, quien no los rechaza sino que los llama así y los consuela»


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