sábado, 11 de noviembre de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO.CICLO A.
Mt.25,1-13

Nos encontramos es este domingo con la parábola de las  vírgenes prudentes y las necias que Jesús propone a los discípulos para advertir  a ellos y a nosotros, que la entrada al banquete de bodas al que somos invitados, tiene mucho que ver con nuestra actitud personal, que no podemos colarnos valiéndonos de los otros, que se trata de preparar y prepararnos para ello.
 La reserva del aceite de la que se habla es el punto de partida  que posibilitará poder superar las adversidades que  en la espera se puedan presentar ya que  el encuentro con Dios no  es algo que se pueda improvisar y  si es  algo que debe determinar toda nuestra vida. Invitados lo estamos todos, pero  se hace necesario que  esto nos lo tomemos en serio, pues sino, podemos encontrarnos  con que llega el Señor y no estamos, y nos quedamos fuera, como desconocidos, además;  se nos dice  en el texto que  parte de las doncellas, al regresar con su aceite, no  pudieron entrar pues el novio ya había llegado y se había cerrado la puerta,  aunque ellas reclamaron  que también   habían sido invitadas.
 Quizá nos atrevamos a pensar  que las que no quisieron compartir eran unas egoistas, pero es que las que no llevaron aceite suficiente sabían de sobra que  la espera se podía retrasar y que  debían estar preparadas; y es que en las relaciones personales, bien sean con los demás o con Dios, los otros nos pueden hacer nada, dependen de nostros, de si estamos dispuestos a ello o no.

Podríamos decir que el aceite es la palabra de Dios que  a todos se nos da y  que muchos aceptan guardan y se  refuerzan en ella  la esperanza y  el actuar y que otros habiéndola oído no se lo toman en serio y eso, es lo que les pierde, pues cuando quieren recuperar ya es tarde  debido a tantas circunstancias que condicionan vida y  pensar.  En este tema no podemos, como ya hemos dicho mas arriba, aprovecharnos del esfuerzo de los otros para hacer valer los nuestros  cuando en realidad nos hemos pasado la vida despreocupándonos y sin tomar en serio lo que queremos alcanzar .
¡¡Feliz día del Señor!!

 

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