sábado, 4 de noviembre de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO.

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A.
Mt.  23,1-12

¡¡OJITO AL TEMA!!
   En este domingo nos volvemos a encontrar a Jesús hablando a la gente y a los discípulos de las actitudes que no se deben enquistar en el seno del grupo que será constituido mas tarde en Iglesia. Nada de hipocresía, de  doblez, de mentira, de arrogarse autoridades que no se tienen, de vanidad... La contra partida está en  la sencillez, la la transparencia, la humildad, que no es apocamiento, la liberación y la alegría de sentirse en manos del Padre. 
 En el fondo, con lo que nos encontramos,  es con un camino de liberación que nos hace a todos iguales, cada cual desde el lugar que  ocupa, que nos posibilita para vivir y disfrutar de la libertad de los hijos de Dios, que no  es libertinaje, sino apertura de la vida que  lleva a ese saberse en las manos del Padre con confianza y en total desnudez de todo lo que impide ver al hermano como tal.
 Ser del Señor, servir al Señor, comporta  un corazón  desembarazado de egoísmos y amores propios... Comporta no creerse salvadores de nadie, porque lo nuestro, lo de la Iglesia, es el anuncio y la oferta de salvación, que es de Dios, y que El hace a todos  los hombres desde aquellos que  quieren estar con El, junto a El.
 Las denuncias que hace Jesús van directas al corazón, al corazón de todos, de los suyos y de los que no se consideran tales. Se hace urgente la  necesidad de estar alertas para no dejarnos engatusar por la excusa fácil o aquello otro de, eso no es para mi, yo no soy así.
¡¡Feliz día del Señor!!


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