El Papa Francisco ha dicho
“Europa
vuelve a encontrar esperanza cuando invierte en el desarrollo y en la
paz. El desarrollo no es el resultado de un conjunto de técnicas
productivas, sino que abarca a todo el ser humano: la dignidad de su
trabajo, condiciones de vida adecuadas, la posibilidad de acceder a la
enseñanza y a los necesarios cuidados médicos. Europa vuelve a encontrar
esperanza cuando se abre al futuro. Cuando se abre a los jóvenes,
ofreciéndoles perspectivas serias de educación, posibilidades reales de
inserción en el mundo del trabajo. Cuando respeta la conciencia y los
ideales de sus ciudadanos. Cuando garantiza la posibilidad de tener
hijos, con la seguridad de poderlos mantener. Cuando defiende la vida
con toda su sacralidad”
*
«Y todos nosotros, si hoy nos detenemos un poco y miramos nuestro
corazón, veremos cuántas veces – ¡cuántas veces! – hemos cerrado los
oídos y cuántas veces nos hemos vuelto sordos. Y cuando un pueblo, una
comunidad, digamos también una comunidad cristiana, una parroquia, una
diócesis, cierra los oídos y se vuelve sorda a la Palabra del Señor,
busca otras voces, otros señores, y termina con los ídolos, los ídolos
que el mundo, la mundanidad, la sociedad, le ofrecen. Se aleja de Dios
vivo»
*
«La Palabra de Dios alimenta una esperanza que se traduce concretamente
en el compartir, en el servicio recíproco. Porque incluso quien es
“fuerte” se encuentra antes o después con la experiencia de la
fragilidad y de la necesidad de la consolación de los demás; y viceversa
en la debilidad se puede siempre ofrecer una sonrisa a una mano al
hermano en dificultad. Y así es una comunidad que «con un solo corazón y
una sola voz, glorifica a Dios» (Cfr. v. 6). Pero todo esto es posible
si se pone al centro a Cristo, su Palabra, porque Él es el “fuerte”, Él
es quien nos da la fortaleza, quien nos da la paciencia, quien nos da la
esperanza, quien nos da la consolación. Él es el “hermano fuerte” que
cuida de cada uno de nosotros»
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