Acabamos de tener en nuestro arciprestazgo de Ciudad Alta la semana de formación que todos los años se lleva a cabo por estas y fechas.En esta ocasión el tema versó sobre el futuro de las parroquias ante la evidencia de que, mas tarde o mas temprano, si la cosa no cambia, que tiene todas las pintas de que no, vamos a tener problemas para celebrar la fe debido a muchas circunstancias, entre ellas la escases de sacerdotes, la avanzada edad de los mismos y de las mismas comunidades, la falta de vocaciones...etc. La ausencia de los jóvenes en nuestras parroquias es preocupante, muy preocupante.
El tema no deja de ser apasionante y así se vivió por los que asistimos y por los ponentes que pusieron toda la carne en el asador. Después de escuchar sus reflexiones y propuestas, después de lo dicho y rumiado, parece que la solución apunta por ir creando comunidades que conformen la comunidad parroquial: grupos de fe y vida que comparten eso, vida y fe, pero que no caminan aislados sin tener presentes a los demás. Grupos que no se dan la espalda, grupos que sean conscientes de que la parroquia es una y que ellos, junto a los demás, la conforman, conscientes de que los otros también son necesarios, también son parroquia y no como núcleos que se ignoran, grupos que conforman y aportan. Este fue el trazo común que marcó toda la jornada.
Todo esto debe ir marcado por la pertenencia a Jesús y por la necesidad de cumplir con la misión para la que hemos sido llamados: seguidores de cristo, cristianos, que por circunstancias y geografía conforman algo que se llama parroquia y que como tal, es convocada y enviada anunciar la Buena Noticia de Jesús. Eucaristía, oración y misión compartidas nos ayudarán a ir superando personalismos, particularismos y abrirnos mas al servicio del bien común que nos reune y que nos es otro mas que el mismo Jesús Resucitado. Hemos de ir dejando a un lado los individualismos y las poseciones dentro de los servicios que la comunidad parroquial necesita. Se hace necesario un cambio de mentalidad por parte de ministros y hermanos y avanzar en la conciencia de que se es ministro para servir, aglutinar, acompañar, dar espacios de libertad, acoger, orientar... Se hace necesario romper con el clericalismo- por parte del sacerdote y de los fieles cristianos- que lleva a pensar que el sacedotes es el "totum" de la parroquia. Se hace necesario, aceptar que el Espíritu Santo habita en la comunidad. Hay que dejar a un lado la idea de que el espíritu Santo solo lo tiene el sacerdote. Hay que aprender a dejar paso al Espíritu que se manifiesta en, donde, como y cuando quiere, en favor de la comunión y de la evangelización. Que se manifiesta en cualquiera de los hermanos. Se hace necesario entrar hacia dentro buscando el Centro en Jesús y su evangelio para salir hacia fuera sin miedos y con seguridad.
Dio para mas, para mucho mas e imagino que cada cual habrá hecho su propia reflexión. Por lo que a mi respecta estos son mis apuntes. Espero que con la ayuda de Dios sepa llevarlos adelante.
José Rodríguez Díaz, parroco de SanAntonio María Claret. Ciudad Alta.Escaleritas - Chumberas.
El tema no deja de ser apasionante y así se vivió por los que asistimos y por los ponentes que pusieron toda la carne en el asador. Después de escuchar sus reflexiones y propuestas, después de lo dicho y rumiado, parece que la solución apunta por ir creando comunidades que conformen la comunidad parroquial: grupos de fe y vida que comparten eso, vida y fe, pero que no caminan aislados sin tener presentes a los demás. Grupos que no se dan la espalda, grupos que sean conscientes de que la parroquia es una y que ellos, junto a los demás, la conforman, conscientes de que los otros también son necesarios, también son parroquia y no como núcleos que se ignoran, grupos que conforman y aportan. Este fue el trazo común que marcó toda la jornada.
Todo esto debe ir marcado por la pertenencia a Jesús y por la necesidad de cumplir con la misión para la que hemos sido llamados: seguidores de cristo, cristianos, que por circunstancias y geografía conforman algo que se llama parroquia y que como tal, es convocada y enviada anunciar la Buena Noticia de Jesús. Eucaristía, oración y misión compartidas nos ayudarán a ir superando personalismos, particularismos y abrirnos mas al servicio del bien común que nos reune y que nos es otro mas que el mismo Jesús Resucitado. Hemos de ir dejando a un lado los individualismos y las poseciones dentro de los servicios que la comunidad parroquial necesita. Se hace necesario un cambio de mentalidad por parte de ministros y hermanos y avanzar en la conciencia de que se es ministro para servir, aglutinar, acompañar, dar espacios de libertad, acoger, orientar... Se hace necesario romper con el clericalismo- por parte del sacerdote y de los fieles cristianos- que lleva a pensar que el sacedotes es el "totum" de la parroquia. Se hace necesario, aceptar que el Espíritu Santo habita en la comunidad. Hay que dejar a un lado la idea de que el espíritu Santo solo lo tiene el sacerdote. Hay que aprender a dejar paso al Espíritu que se manifiesta en, donde, como y cuando quiere, en favor de la comunión y de la evangelización. Que se manifiesta en cualquiera de los hermanos. Se hace necesario entrar hacia dentro buscando el Centro en Jesús y su evangelio para salir hacia fuera sin miedos y con seguridad.
Dio para mas, para mucho mas e imagino que cada cual habrá hecho su propia reflexión. Por lo que a mi respecta estos son mis apuntes. Espero que con la ayuda de Dios sepa llevarlos adelante.
José Rodríguez Díaz, parroco de SanAntonio María Claret. Ciudad Alta.Escaleritas - Chumberas.
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