“San
Agustín decía: «No es gran cosa creer que Jesús ha muerto; esto lo
creen también los paganos, los judíos y los réprobos; todos lo creen.
Pero es algo verdaderamente grande creer que Él ha resucitado. La fe de
los cristianos es la resurrección de Cristo». Además de sobre la muerte y
la resurrección, lo mismo se debe decir de la humanidad y divinidad de
Cristo, cuyas respectivas manifestaciones son muerte y resurrección.
Todos creen que Jesús sea hombre; lo que diferencia a creyentes y no
creyentes es creer que él es Dios. ¡La fe de los cristianos es la
divinidad de Cristo!”
*
«¿Qué sentimos en el corazón cuando vamos por el camino y vemos a un
sin techo, vemos a niños solos que piden limosna? ‘No, pero estos son de
aquella etnia que roba…’. ¿Sigo adelante, hago así? ¿Qué cosa siento
yo? Esto forma parte del panorama, del paisaje de una ciudad, como una
estatua, la parada del autobús, la oficina del correo ¿Y también los sin
techo son parte de la ciudad? ¿Esto es normal? Estén atentos. Estemos
atentos. Cuando estas cosas resuenan en nuestro corazón como normales –
‘pero sí, la vida es así… y yo como, bebo, y para quitarme un poco de
sentido de culpa doy una limosna y voy adelante’ – el camino no va bien»
*
«Vivir y actuar el mandamiento del amor es un don de la gracia de Dios;
por eso, cuando amamos, hay que evitar caer en la hipocresía de buscar
nuestros propios intereses, y también en la idea falsa de pensar que si
amamos es sólo mérito nuestro. La auténtica caridad nace del encuentro
personal con el rostro misericordioso de Jesús, y nos lleva al encuentro
sincero con los hermanos. Sólo de esta forma podremos mantenernos
alegres en la esperanza, pues sabemos que a pesar de nuestras
debilidades y fallos, y hasta en los momentos más difíciles, el amor de
Dios nunca nos abandona, y nos impulsa a compartir con nuestros hermanos
todo lo que cada día recibimos de él»
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