miércoles, 29 de marzo de 2017

MONICIONES PARA EL DOMINGO QUINTO DE CUARESMA CICLO A.

MONICIÓN DE ENTRADA.
Poco a poco nos vamos acercando a la Pascua del Señor y en este domingo se nos ofrece un anticipo de lo que ha de significar para todos y cada uno de nosotros. Jesús, devolviendo a Lázaro a la vida, nos señala el camino de nuestro futuro. El camino de la Pascua que no termina. Abramos el corazón a la palabra de Dios que quiere reconfortarnos en nuestras dificultades y dudas.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA. ( Ez. 37,12-14)
La promesa del Señor es darnos su Espíritu. Espíritu que da la vida, que nos regenera , que nos hace fuertes, abriendo una puerta a la esperanza ante el dolor , el sufrimiento o la muerte. “ Os infundiré mi espíritu y viviréis”

SALMO RESPONSORIAL ( Sal. 129 ) “ Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa”

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA ( Rom. 8,8-11)
San Pablo nos recuerda que nosotros, siendo de Cristo, estando en el , poseemos también su espíritu y así nos dice: “El Espíritu del que resucito a Jesús de entre los muertos habita en vosotros”. Somos de Dios.

MONICIÓN AL EVANGELIO ( Jun. 11,1-45)
La fe es fundamental para encontrar la vida en Cristo. Se hace necesario confiar en la palabra del Señor y saber esperar contra toda esperanza cuando Jesús nos dice : “ Yo soy la resurrección y la vida”. El cumplirá su palabra para con nosotros.

ORACIÓN DE LOS FIELES.
1.- Oremos hermanos por el Papa Francisco, por todos los obispos y la iglesia. Juntos nos disponemos a celebrar la Pascua. Que sea motivo de alegría, paz, consuelo y esperanza para todos y sepamos a anunciarla con sencillez y firmeza.

2.- Oremos por todos los que están enfermos, por los ancianos, los que no tienen trabajo o se sienten solos, para que desde nuestra solidaridad puedan ir superando las circunstancias adversas.

3.- Oremos por los que no creen en Dios, por los que le utilizan para sus fines personales, por los que le buscan y no terminan de encontrarle, para que el Señor desde su gran misericordia les muestre su rostro y ellos encuentren la paz en su vida.

4.- Oremos por todos nuestro seres queridos que han marchado a la casa del Padre, para que el Señor les conceda el lugar de la luz y de la paz e intercedan por nosotros.


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