MONICIONES PARA EL DOMINGO QUINTO DE
CUARESMA CICLO A.
MONICIÓN DE ENTRADA.
Poco a poco nos vamos acercando a la
Pascua del Señor y en este domingo se nos ofrece un anticipo de lo
que ha de significar para todos y cada uno de nosotros. Jesús,
devolviendo a Lázaro a la vida, nos señala el camino de nuestro
futuro. El camino de la Pascua que no termina. Abramos el corazón a
la palabra de Dios que quiere reconfortarnos en nuestras dificultades
y dudas.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA. ( Ez.
37,12-14)
La promesa del Señor es darnos su
Espíritu. Espíritu que da la vida, que nos regenera , que nos hace
fuertes, abriendo una puerta a la esperanza ante el dolor , el
sufrimiento o la muerte. “ Os infundiré mi espíritu y
viviréis”
SALMO
RESPONSORIAL ( Sal. 129 ) “ Del Señor viene la
misericordia, la redención copiosa”
MONICIÓN
A LA SEGUNDA LECTURA ( Rom. 8,8-11)
San
Pablo nos recuerda que nosotros, siendo de Cristo, estando en el ,
poseemos también su espíritu y así nos dice: “El
Espíritu del que resucito a Jesús de entre los muertos habita en
vosotros”. Somos de Dios.
MONICIÓN
AL EVANGELIO ( Jun. 11,1-45)
La fe
es fundamental para encontrar la vida en Cristo. Se hace necesario
confiar en la palabra del Señor y saber esperar contra toda
esperanza cuando Jesús nos dice : “ Yo soy la
resurrección y la vida”. El
cumplirá su palabra para con nosotros.
ORACIÓN
DE LOS FIELES.
1.-
Oremos hermanos por el Papa Francisco, por todos los obispos y la
iglesia. Juntos nos disponemos a celebrar la Pascua. Que sea motivo
de alegría, paz, consuelo y esperanza para todos y sepamos a
anunciarla con sencillez y firmeza.
2.-
Oremos por todos los que están enfermos, por los ancianos, los que
no tienen trabajo o se sienten solos, para que desde nuestra
solidaridad puedan ir superando las circunstancias adversas.
3.-
Oremos por los que no creen en Dios, por los que le utilizan para
sus fines personales, por los que le buscan y no terminan de
encontrarle, para que el Señor desde su gran misericordia les
muestre su rostro y ellos encuentren la paz en su vida.
4.-
Oremos por todos nuestro seres queridos que han marchado a la casa
del Padre, para que el Señor les conceda el lugar de la luz y de la
paz e intercedan por nosotros.
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