sábado, 25 de marzo de 2017

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO CUARTO DE CUARESMA.CICLO A.
Jun. 9,1-41.

  ¿ TAMBIÉN NOSOTROS ESTAMOS CIEGOS?
 
El texto que se nos ofrece esta semana para reflexionar lo podemos dividir en tres grandes bloques: A.-  El encuentro con Jesús que devuelve la luz a los ojos del ciego. B.- La batalla que  ha de librar el que era ciego ante la insistencia de los que  no creen y desean que niegue su experiencia  diciendo lo que ellos quieren y C.- El reencuentro con Jesús que lleva a la confesión de fe.
Notamos que  la iniciativa de ambos encuentros siempre la toma el Señor acercándose  a este hombre, primero, para devolverle la vista y segundo, para preguntarle por su fe.
 Jesús, ciego y fariseos, toman protagonismo en el desarrollo del texto. Podemos decir que es la batalla que siempre se libra entre antagónicos: luz y oscuridad, pecado y gracia, verdad y mentira y
de pormedio, la libertad del hombre, su experiencia vital, que no puede ser negada ni anulada por el deseo de los  que creen tener   poder para doblegar  y anular a la persona. Descubrimos en todo ello, hemos de decirlo, la voluntad de Dios manifestada en Jesús, de salvar al hombre por muy pecador que este sea, dándole capacidad de ver y de verse, de entender y entenderse.
 Primero viene la luz y después, la fe.( Encuentro- amistad) Lo primero, la luz, es el deseo de Dios para con todo ser humano: el hombre adquiere la posibilidad de resiturase ante el mundo, en el mundo, con respecto a sí mismo a los demas y a Dios y la fe, la adhesión a Jesús que aparece al final del texto y que viene propiciada por  la voluntad del hombre que ve  y acepta al que le da la luz, al que es la luz.


 Esto nos lleva a descubrir dos cosas que nos deben hacer pensar, la primera, el encuentro con el Señor siempre es beneficioso para el ser humano y segundo, la sociedad, gran parte de ella, no esta dispuesta a aceptar la acción de Dios  en la vida y se va a empeñar en negarla contra toda evidencia provocando sufrimiento, incomprensión, dolor o exclusión social en aquellos que no quieren  negar el acontecimiento de Dios en su vida y que  se esfuerzan por decir siempre la verdad.
 Pero, hay algo muy reconfortante y es el reencuentro del Señor con este hombre que, después de sufrir tantos avatares e insultos, le confirma en su  experiencia de salvación y le lleva mas allá de donde se encontraba. Jesús se le manifiesta total y abiertamente como el Señor que salva, y el " creo, Señor" del que fue ciego  confirma la salvación  en contra punto con los que  no quieren aceptarla imbuidos de  sus certezas y seguridades y que no llevan a nada mas que al dolor porque siguen obstinados en no aceptar la riqueza de la manifestación del don Dios que es el mismo Jesús.
¡¡Feliz día del Señor!!
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario