COMO UN FUEGO, COMO BRISA SUAVE...
Con la solemnidad de Pentecostés concluimos el tiempo Pascual. Esta fiesta de Pentecostés encuentra sus orígenes en la fiesta de la cosecha de la cual se habla en Ex. 32 y en Lev. 23, por la que a los cincuenta días de la siega se ofrecía al Señor lo recogido en el campo. Por otro lado Joel , 2,28 y Ez 37 nos hablan del don del Espíritu que será fuente de vida para el pueblo y que el Señor derramará sobre los suyos dando vida. Es en este entorno en donde se produce el gran acontecimiento y en donde los que por miedo se habían escondido, salen a las calles y anuncian la Buena Nueva del Reino a todos los que les quieran escuchar y andan buscando la salvación...Y Dios se deja encontrar en el amor del Padre, en la entrega del Hijo, en la fuerza del Espíritu moviendo los corazones de los suyos, derribando fronteras, proponiendo y haciendo posible un mundo nuevo, recreado. Y María estaba allí Orando con esta primera. Allí estaba y sigue estando.
Hoy nos toca hacer memoria, traer al presente y celebrar todo ello, Jesús cumple su palabra. Ha llegado el momento, este el el día en que el Señor actuó y actúa, como nos dice el Salmo, en favor de los suyos, entregándose en totalidad y plenitud , haciendo que todos los que abren su corazón encuentren vida nueva y se sientan reforzados y guardados por el amor de Dios en medio de las dificultades de este mundo. Hoy es también el día de la Iglesia Enviada, en que hombres y mujeres van sembrando por el mundo la buena Noticia del Reino de Dios. Hoy es el día en que la plenitud es manifestada y Dios se deja encontrar a partir de ahora, por todos los que con corazón sincero le buscan, trabajan y oran con un mismo deseo y en una misma esperanza... y creen en la Palabra de los que han sido enviados. Hoy es Pentecostés y ahora si que podemos hacer nuestro aquello que en Rom. leemos : " El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que habita en nosotros".
No olvidemos , hoy es nuestro Pentecostés por el que el Misterio Trinitario se hace nuestro y espera que nosotros nos hagamos de el con y desde esa alegría de sabernos amados , queridos, acogidos, reconciliados y sanados por su amor.... y Dios....sigue actuando. Pidamos que el Espíritu Santo nos rebose con sus dones.
¡¡Feliz fiesta de Pentecostés!!
José Rodríguez Díaz.