ESE SABER RECONOCERLE.
En este domingo sexto de Pascua seguimos alimentándonos del capítulo catorce en el Evangelio de San Juan en donde ya veíamos la semana pasada que Jesús alentaba a los suyos ante su partida, hemos de recordar también que estamos en el ámbito de la Última Cena en donde Jesús se entrega, da las últimas recomendaciones a los suyos y les alienta ante lo que se les viene encima asegurando su presencia e invitándoles a confiar en su Palabra, a creer en el Padre, a saber esperar.Hoy seguimos en el mismo clima y hay algo nuevo de lo que Jesús les habla y es esa saber estar y permanecer en El, ese saber guardar su amor en la guarda de sus mandamientos, de lo que con El han aprendido y así, les dice: " si me amáis, guardareis mis mandamientos" y junto hay la promesa de su petición al Padre de otro Defensor que siempre les acompañará. Va revelando así, poco a poco, el misterio del Dios Trinitario que acompaña a todos los que le acepten y guarden su amor .
La promesa de no dejarles desamparados, de volver, adquiere una dimensión fuerte de esperanza, porque alienta en la espera en esta separación que es momentánea y que será diluida con su vuelta en la que las manifestaciones del resucitado alcanzan dimensión de trascendencia presente y de promesa cumplida apuntando a un mas allá definitivo y glorioso en la comunión y en el saber certero con el Padre desde la fidelidad a Jesús en el amor, en ese saber guardar y hacer presente su memoria en el mundo, entre los hombres y mujeres con quienes compartimos esto que es la vida porque es que el que ama es aquel que guarda en la vida ordinaria la Palabra de Dios, sirviendo a los demás hasta entregar la vida. Tener el Espíritu de Cristo es seguir influidos por su ejemplo vivificante que se hace presencia continuada en nosotros y ese Espíritu suscita en nosotros , y a través de nosotros, la esperanza y debe ir configurando de tal modo nuestra vida, que plantee interrogantes a cuando nos rodean y es ahí donde encuentran su espacio la Fe, la Esperanza y el Amor que han de sostener nuestra vida en el ámbito del Dios Trinitario con perspectiva de comunión definitiva cuando llegue el momento de la vuelta a la casa del Padre. Ese es nuestro futuro, ese es nuestro destino. El sendero es el mismo Jesús que ya se nos ha manifestado como Camino, Verdad y Vida y como Buen Pastor que guarda y guía a su ovejas y que sigue dando su vida por ellas. Se hace necesario refrescar nuestra memoria para saber reconocerle a nuestro lado.¡¡Feliz sexto domingo de Pascua !!
José Rodríguez Díaz
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