SALIR DE LA RUTINA.
El texto del evangelio de hoy nos invita a ponernos en camino y repartir la alegría de saber que Dios cumple su promesa, de que está con nosotros y seguro que nos vamos a encontrar con otros hermanos que ratifiquen esta alegría nuestra con la suya propia porque están experimentando lo mismo. La alegría de saber que el proyecto de Dios va encontrando cumplimiento desde nuestra pobreza y apertura a la vida y en donde el mismo Dios se hace presente y nos llama y nos reúne y nos lleva por caminos nuevos, ya andados, quizás, pero nuevos para nosotros, como ha hecho siempre. Antes de que termine esta semana entramos en Navidad, en promesa cumplida que apunta a un mas allá desde su interna dinámica transformadora que no es otra más que el amor del que se nutre y reparte cada día , que nunca se agota y que llega a todo el que le busque con corazón sincero.
Desde el pasaje del evangelio de hoy lo podemos percibir y ya mas adelante lo escucharemos a María cuando exalta al Señor llena de júbilo por que "se acordó de su misericordia y su fidelidad"
La Navidad va adquiriendo con ella ese tono de gozo, de encuentro y paz, de inocencia y perdón, de ternura, que no es otra mas que la misma ternura de Dios que es capaz de romper los corazones mas duros con la inocencia de alguien tan indefenso como lo es un niño.
El mundo, nosotros, nos hemos acostumbrado a celebrar todos los años este acontecimiento y lo hemos llegado a banalizar reduciéndolo a una cena, a gestos de generosidad o perdón, deseos de empezar de nuevo, proyectos y propósitos, si, pero con el paso de los días se olvidan y hasta llegamos a desear que estas fiestas pasen pronto ( solemos decir) y es, creo yo, porque no terminamos de entrar en el hondón de lo que desde Belén se nos está diciendo. Si fuese de otra manera, ¿ no creen ustedes que otro gallo nos cantaría ? En fin, son cosas que se me ocurren y que me parece debo compartirlas. Seguro que yo soy el primero que caigo en ellas. Confiemos en que Dios y la Santísima Virgen con Santa Isabel la de Ain Karin, lleguemos a la meta por lo menos buscando la verdad que es la que proporciona esa alegría de saberse amado y respetado por Dios.
¡¡ Feliz cuarto domingo de Adviento!!
José Rodríguez Díaz
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