sábado, 28 de agosto de 2021

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.

¿ DÓNDE ESTÁ TU CORAZÓN ?

   En el texto del evangelio de hoy escuchamos a Jesús  que  dice a los fariseos, que le criticaban porque sus discípulos no se lavaban las manos antes de comer, esta frase: "Dejáis a un lado  el mandamiento de Dios para aferraros  a la tradición de los hombres".

El asunto está en que estos hombres eran los encargados de vigilar que se cumpliera la norma que habían convertido en  precepto. Los discípulos de Jesús no lo hacen y por tanto, el culpable es el  porque no está enseñando a los que le siguen lo que deben hacer y con lo que deben cumplir. Jesús, después de escucharles, les hace una reflexión y les recuerda  lo que Isaías dijo con respecto al honor debido a Dios, que pasa por el cumplimiento de la ley y la norma y que tiene que ver mas que con signos externos, con el corazón. No solo se trata de que las manos estén limpias, sino de que el corazón también lo este  con respecto a la justicia, la verdad, la misericordia, la relación con los otros. Esa es la purificación que Dios quiere y acepta, lo otro se convierte en algo   que no pasa de lo ritual y que si se hace en verdad, debe significar y expresar lo interior. 

   Ante la crítica que  ellos le hacen desde la vacuidad  de su forma de  vivir,  Jesús arremete contra ellos porque  no están llevando ni mostrando esa  exigencia en su vida. Les invita a la sinceridad y nada menos que con Isaías y  lo cita  diciéndoles : " Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan  está vacío, porque la doctrina  que enseñan son preceptos humanos"  

Indudablemente esto no debió de sentarles muy bien, pero había que decirlo, alguien  tenía que decirlo. Estaba en el sentir de la gente pero nadie se atrevía.

 Y luego viene una sencilla reflexión  que  hace Jesús  para todos y que, como siempre, está cargada de una lógica aplastante cuando dice: " Nada que entre de fuera hace al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace al hombre impuro" 

   Así que, nada de cumplir por cumplir, esto no vale. Para los hombres quizá, pero para Dios no,  porque  esto es un tema de corazón, de  misericordia, de  honestidad y en el fondo de salvación. El  dijo de muchas maneras y en  muchas ocasiones que la norma es válida tanto en cuanto  se vive con sinceridad y va acompañada de caridad y misericordia y cuando  esto último es  lo primordial  y hay que saltarse la norma , pues se salta, lo que importante es el otro. No  debemos olvidar que lo que nos hace imagen de Dios no es el cumplimiento de  normas y preceptos vacíos de contenido con los que pretendemos horrarle, no. Lo que nos hace imagen suya es  aquello de:  " Misericordia  quiero y no sacrificios ". Eso es lo que  honra a Dios, lo que le agrada, lo que nos hace imagen suya, lo que espera de nosotros.

   La norma viene bien para organizarnos, el precepto es otro cantar, el precepto está dado para  que se cumpla aunque  hayamos puesto la norma  por encima de el. Los mandamientos no son normas, son preceptos y de los diez, tres  tienen que ver con  nuestra relación directa con Dios y  los siete restantes con  nuestra relación con los hombres y que no deja de ser una  forma de relacionarnos con Dios.  En muchas ocasiones  la norma  se  convierte en una dificultad porque  la ponemos en el lugar del precepto.  


 ¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz . 


No hay comentarios:

Publicar un comentario