sábado, 6 de enero de 2018

LA PALABRA DEL DOMINGO


DOMINGO DESPUÉS DEL SEIS DE ENERO.
 FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR.          CICLO B.
Marc. 1,6b-11.

ESTE ES MI HIJO...
  En el evangelio de este domingo en el que celebramos el Bautismo de Jesús  a orilla del Jordán, Marcos nos lo presenta como el siervo  obediente que es sostenido por el Padre, como hemos oído decir al profeta Isaías en la primera lectura.
 Jesús da un paso al frente llegado el momento de iniciar su vida pública y se mezcla con su gente, con lo que habiendo oído a Juan y quieren convertirse, empezar de nuevo, vivir una vida según Dios. No le importa que le confundan con uno de ellos; así nos muestra su solidaridad y una determinación inquebrantable de servir a Dios sirviendo a los hombres y para ello se hace, se identifica, digamos que se pierde en la fila,  de los que buscan el perdón de Dios.

 Esa va a ser la tónica de toda su vida: andar entre la gente, una veces hablando, otras en silencio o haciendo gestos de salvación. El gesto de hoy nos habla claramente del proyecto incondicional de Dios para con el hombre y que el Hijo, con su vida, esta llamado a realizar: vaciamiento total de Dios  con tal de que el hombre encuentre su dimensión  humano - trascendente. En eso consiste el  amor incondicional de Dios hacia los hombres. 
 Por otro lado, descubrimos en las palabra  del Padre algo que ya Isaías había proclamado como  promesa y profecía; hoy lo escuchamos con un   fuerte matiz de afirmación y respaldo:  
  "Tú eres mi Hijo amado, mi preferido"; mientras, el Espíritu Santo, le llena de gracia , sabiduría y fortaleza con su presencia.
Marcos nos dice en el texto que  cuando se produce esta teofanía de Dios, el cielo se rasga, es decir, este gesto de Jesús provoca  que a partir de ahora todo hombre que quiera encontrarse con Dios podrá hacerlo, porque ya no existirán 
barreras que impidan acercarse, entrar en su presencia, como sucedía en el templo que  solo podía atravesar el velo sagrado que  ocultaba la presencia de Dios, el sumo sacerdote y una sola vez al año.


  El acontecimiento ocurre en las aguas del Jordán, ahí, en esas aguas, nos encontramos con  el hombre nuevo que dará origen a un nuevo pueblo que servirá al Señor con  justicia, lealtad, transparencia, desde el corazón y animado por un solo mandato que resume los mandamientos del Sinaí en el amor y el servicio a los mas necesitados. Se inicia un camino que  ha de recorrer Jesús y que concluirá en  una Nueva Alianza y un Nuevo Pueblo de Dios. Ese mismo camino  es el nuestro, no puede ser otro.
¡¡Feliz día del Señor!!




No hay comentarios:

Publicar un comentario