sábado, 30 de septiembre de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO . DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO . CICLO A.

FE Y VIDA, VIDA Y FE.


 El texto del evangelio de este fin de semana nos lleva hasta el capítulo 21 del Evangelio de San Mateo que empieza con la entrada de Jesús en Jerusalén donde es aclamado, continúa con  la purificación del templo, el  texto de la higuera seca  y la puesta en crisis por las autoridades religiosas judías  de la autoridad que manifiesta Jesús y es a continuación cuando Jesús les propone  esta parábola de hoy  que habla del padre  de dos hijos a quienes invita  a ir  a trabajar en su viña. Este capítulo termina con los viñadores homicidas.

Desde el contexto en que  se enmarca el texto que hoy se nos ofrece a la reflexión  nos damos clara cuenta de que Jesús  está hablando a los dirigentes religiosos  a quienes invita a ser fieles y a no vivir de  la  apariencia. Les invita a una fidelidad de vida, a una vida que no se sostenga solo en la palabra.

Jesús, con  mucha habilidad,  habla a los ancianos y sumos sacerdotes invitándoles a emitir un juicio sobre el comportamiento de cada uno de los hijos  y ante la respuesta de ellos sobre quien cumple la voluntad del que les envía  les  enfrenta con su propio comportamiento y lo hace  con una referencia a publicanos y pecadores que, según la tradición, eran los culpables de los desastres del pueblo y a quienes ellos desprecian. Estos, les dice, les va a preceder en el Reino de Dios, porque  aún siendo pecadores han sabido escuchar la palabra de Dios,  hacerla propia y convertirse, cosa que ellos, dirigentes religiosos no son capaces de hacer, pues se consideran justos, puros, llenos de Dios, pero  no están  dispuestos a cumplir con su mandato y con la misión que les ha sido encomendada que es la de ayudar al pueblo, a los pecadores, a  buscar a Dios en su realidad, en sus vidas.  Y es mas, les dice, porque vino Juan enseñando camino de justicia y no le  creyeron, en cambio publicanos y   pecadores si, porque ustedes  agarrados a  su seguridades, después de ver lo que sucedía, pensando que ya  Dios está mudo, no esperan nada de El, no  hicieron caso.  Ustedes, les dice, son  el hijo que dijo ir a trabajar y no  fue. Por tanto, esos a quienes ustedes desprecian están mas cerca de Dios, por su  aceptación a la palabra, porque se han convertido. Ustedes, no.

Esto debió  de saberles  a cuerno quemado, dicho vulgarmente,  y no se lo van a perdonar y pasarán factura.

Nos damos cuenta de que el sí no siempre es signo y sinónimo de  acogida de la voluntad de Dios, de lo que nos manifiesta en su palabra y en ese sentido hemos de ser conscientes de nuestra pobreza y  debilidad. Esto nos debe llevar a saber estar atentos  a lo que hacemos, como y cuando  lo hacemos a  saber estar vigilantes,  a  revisar nuestros comportamientos, a mirar menos lo que hacen los demás y estar  mas en nuestra respuesta  a lo que Dios pone en nuestras manos, a estar en una actitud  de conversión, de  vuelta al Padre sincera, verdadera, real y que conecte con la vida porque es ahí donde  nos percatamos  y con mucha claridad, donde estamos, que hacemos y cual es el camino que hemos de seguir.


No se trata de  decir y estar con Dios pues somos creyentes y que después esto no tenga  nada que ver con  mis decisiones, con respecto  a Dios y los demás, en la vida. No puede ir la fe por un lado y la vida por otro, no. La fe en la vida y la vida desde la fe.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz  

  


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