Uno de los más atroces, execrables e inhumanos dramas en los que está inmersa la infancia, y que aumenta cada día, es la explotación sexual. El uso de niños y niñas, cada vez más pequeños alimenta un negocio, un comercio de seres humanos, que mueve millones de dólares …
en estos negocios están implicados, no solo las mafias que arrancan las vidas de los niños, sino también “consumidores”, agencias de viajes, redes sociales, medios de comunicación, especialmente internet que, desde sus inicios, contribuyó a un aumento exponencial de la pornografía, la pederastia, y en definitiva, la trata de personas para estos fines de explotación sexual.
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