sábado, 16 de septiembre de 2023

Comunicado «El derecho a emigrar y el derecho a no emigrar»


 El derecho a no tener que emigrar.

Para garantizar el derecho a no emigrar se ha de cambiar de rumbo muchas políticas internacionales. Entre otras podríamos mencionar: Dejar de robar sus materias primas y fuentes de energía, eliminar la corrupción inducida por los poderosos (gobiernos del norte y multinacionales), frenar el robo de cerebros, favorecer las democracias, erradicar políticas monetarias y financieras con grandes fugas de capitales. Y algo muy importante: dejar de realizar políticas que atentan selectivamente contra la vida de los más empobrecidos y contra su posibilidad de fortalecer sus lazos familiares y sociales.

Si ejercen su derecho a migrar, el mismo que hemos invocado todos cuando hemos estimado que estaba en juego nuestra dignidad, tenemos el deber de acoger, de proteger, de integrar y de promocionar al máximo su desarrollo como personas. El Papa Francisco afirma con motivo de este día del Migrante y Refugiado que, sin embargo, “es necesario un esfuerzo conjunto de cada uno de los países y de la comunidad internacional para que se asegure a todos el derecho a no tener que emigrar, es decir, la posibilidad de vivir en paz y con dignidad en la propia tierra”

En la defensa integral de vida, en todas sus fases, desde la concepción hasta la muerte, olvidar a los migrantes forzosos por la miseria y las guerras es como poco un acto inadmisible de hipocresía. Ni las fronteras geopolíticas, ni las de nuestro “derecho a decidir” (sobre nuestro cuerpo o sobre nuestro Estado-nación) pueden anteponerse a la defensa integral de la vida.

Que Esta Economía Mata, con el drama de los migrantes forzosos ante nuestros ojos, está fuera de dudas. Por eso no dejaremos de trabajar porque todos seamos responsables de todos. Por eso no dejaremos de trabajar por dar voz a los que no tienen voz, a los migrantes empobrecidos que hoy mueren en la gran fosa mediterránea, en los desiertos africanos, o en las selvas de Iberoamérica con destino a los EEUU.

No nos cabe duda que detrás de cada migrante hay una persona dotada de dignidad infinita, un mensajero de la justicia y de la paz.

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