SIN MEDIDA
Con el texto que se nos ofrece para la reflexión este fin de semana cerramos el capítulo 18 del evangelio de Mateo en donde veíamos la semana anterior que este capítulo está orientado fundamentalmente hacia el interior de la comunidad o grupo de los que siguen a Jesús y en donde la corrección fraterna y el perdón han de ser algo que no impida la vida de comunión sino, antes bien, ha de vivirse como algo que libera y ayuda a seguir en el camino de seguimiento. Que libera y ayuda no solo al perdonado, sino también al que perdona.
Pues bien, en el texto de hoy nos encontramos con este tema que a todos nos cuesta mucho: el perdón. Ante la pregunta de Pedro que quiere saber donde está el límite de ese perdón que hemos de ofrecer a los demás la respuesta de Jesús es sin medida. No podemos poner límites al perdón pues lo mismo que el Padre nos perdona siempre así nosotros hemos de estar en esa disposición de perdonar. Es lo que nos enseñó Jesús a pedir en el "Padre Nuestro " y lo que nosotros aceptamos.Nos gusta que nos perdonen, pero nos resistimos a conceder el perdón. Hemos de ser generosos en el perdón. Con esto no hacemos mas que imitar la infinita misericordia de Dios, que no solo perdona al pecador, sino que lo busca y lo invita al perdón. Sólo así estaremos dando cumplimiento a lo que muchas veces de forma no realmente consciente, le pedimos en la oración que nos enseñó Jesús.
Y es que setenta veces siete es lo mismo que decir toda la vida . La disposición de perdonar al prójimo que ha errado o nos ha ofendido, debe invadir toda nuestra existencia.
Sólo puede pedir y recibir con verdad el perdón de Dios aquel que está convencido de la existencial debilidad del hombre, tanto propia como ajena. Si el siervo del Evangelio hubiera sido consciente, al pedir perdón, de su radical necesidad de compasión, habría comprendido la misma necesidad de compresión que tenía su compañero.
Por tanto, estamos ante un tema que nos atañe doblemente, pues por un lado está esa conciencia de radical necesidad que muchas veces se nos escapa y por otro el romper con el proyecto de Jesús con respecto a los suyos, a los que queremos seguirle. El nos dio ejemplo con su vivir y decidir y encontraba la fuerza en la certeza de la misericordia del Padre para con todos, así que eso hemos de aprender, eso hemos de hacer nuestro. El perdón no nos hace vulnerables, al contrario, nos hace mas fuertes y nos libera de nosotros mismos al tiempo que nos ayuda a avanzar en la conciencia de que estamos en el Padre.
Y apostillamos, esto no es trabajo de un solo día es trabajo para toda la vida y solo se puede alcanzar cuando desde la compresión de la misericordia de Dios para con nosotros que alcanzamos en la oración, nos dejamos llevar por la fuerza del Espíritu que movió a Jesús.¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!
José Rodríguez Díaz
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