sábado, 23 de septiembre de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO

CAMBIAR LOS PLANES DE DIOS.
En la lectura dominical del evangelio de San Mateo nos vamos del capítulo 18 donde leíamos la semana pasada al 20 en donde Jesús nos invita  a  descubrir la generosidad de Dios y a no querer interferir  en sus  planes de acogida  universal, de salvación para todos y lo hace con la parábola  del  señor que  contrata   jornaleros para ir a trabajar a su viña a lo largo de las horas del día y a quienes al final de la jornada paga a todos por igual.
Este capítulo 20 de San Mateo es  corto  y se inicia  con esta parábola de los trabajadores que entienden que  es injusta la acción del amo que habiendo contratado obreros a distintas hora del día  al final de la jornada paga a todos por igual, luego  viene el tercer anuncio de la pasión a lo que le sigue el tema de los puestos importantes  para terminar con la curación de dos ciegos. Jesús va camino de Jerusalén.
Nos encontramos que después de  esta parábola con la que se inicia este capítulo viene el anuncio de la pasión por la cual  el Mesías, el mismo, demuestra con su entrega que acepta el proyecto de Dios y no como los labradores que protestan  y reniegan del amo porque no hace lo que ellos quieren. Luego  y a  continuación, Mateo nos relata el deseo, la ambición  de los hijos de Zebedeo que quieren  mandar, tener puestos importantes, de estar arriba... Todo ello en contra punto con  la parábola  y el anuncio de lo que pasará en Jerusalén. El capítulo termina con la  curación de  dos ciegos  que son interrogados por Jesús sobre lo que quieren y a lo que ellos responden: !Señor, que se abran nuestro ojos !
 Hay en todo el capítulo un trasfondo en donde observamos  lo que al hombre le cuesta aceptar el proyecto  de Dios de   universalidad. Dios es  para todos, su generosidad y salvación es  para todos, el da pan  a todos los que  le escuchan aceptan su palabra y se ponen manos a la obra  y aunque pasen por el sufrimiento no van a ser abandonados, no se trata de mandar y de estar arriba para cambiar los planes de Dios con estrategias humanas, no, se trata de servir y aceptar la dinámica de la vida que es donde Dios se revela, se deja encontrar y se da. Se trata de que nos dejemos curar de nuestras cegueras y  desde nuestra pobreza y con humildad  pedir al Señor que nos ayude a ver, a entender, a aceptar su planes  aunque nos resulten  injustos. No hemos de olvidar que el amor supera la justicia y es eso  lo que mueve a Dios: el amor a todos  y para todos... y nosotros,  misioneros anunciadores, si es que lo hemos aprendido, de este hermoso regalo con el que Dios se da a todo a la humanidad.


Si queremos ver, si queremos entender, en Jesús está la respuesta, eso  es lo que en el fondo nos dice la  curación de los ciegos que acercándose a Jesús  le piden ver, ver para comprender, ver para ahondar en la vida  del Maestro y comprender el amor universal de Dios  que supera por un lado,  la torpeza del hombre que quiere que Dios actúe como los hombres, pero no , Dios es mas que los hombres y por otro, la generosidad  del siervo que no es otra mas que la generosidad  de Dios enmarcada en la vida de los hombres que ha de llevarlos a saber entregarse por sus semejantes,  al estilo del Hijo Amado. No se trata de cambiar planes, se trata de aceptar a Dios en disponibilidad de cumplir  su voluntad. 

El contrapunto de la parábola es la  generosidad del Mesías  frente  al deseo de los que no entienden y quieren  mandar. La  actitud ? la humildad de los ciegos , que no ven , que no entienden, pero que quieren aprender de y  con Jesús.  Quieren ver .
¡¡Feliz día del Señor !!
José Rodríguez Díaz 
 

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