sábado, 2 de septiembre de 2023

LA PALABRA DEL DOMINGO . DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.

 A QUIEN QUIERA SALVAR SU VIDA

En el evangelio la semana pasada ( capítulo 16 de San Mateo ) nos encontrábamos con la confesión de Pedro  en Cesárea de Filipo a instancias de la pregunta que hace Jesús sobre su persona. La respuesta por parte de Pedro lleva a Jesús a  alabarle  porque es Dios quien se la ha revelado y a continuación le habla de la fe y de las llaves del Reino de los Cielos.

Jesús, confesado por Pedro como el "Mesías, el Hijo de Dios vivo", indudablemente despierta en todos los presentes las  perspectivas  de éxito, de triunfo, de gobierno que en la mente del pueblo envolvía la espera de este mesías ya prometido.

Pero sucede que  inmediatamente después y cerrando este capítulo 16, Jesús hace el primer anuncio de su pasión en donde y después de  identificarse  con la confesión de Pedro, no se presenta  según  la idea que de el  se habían forjado, sino todo lo contrario. Lo hace con el primer anuncio de su pasión que tendrá lugar en Jerusalén.

Pedro vuelve a escena  al no aceptar lo que Jesús les acaba de decir, ¡eso no puede ser ! y se atreve a llevarle a parte y recriminarle. Jesús reacciona y rechaza lo que Pedro le dice como obstáculo que impide que se cumpla la voluntad de Dios. Ese es el pensamiento de los hombres.

Y es a continuación cuando Jesús  les  amonesta sobre  su seguimiento. No se trata de éxitos, de triunfo , de aplausos, no. Se trata de cumplir la voluntad de Dios en todo momento. Seguir a Jesús, Hijo de Dios vivo   significa  vivir como El, tener las mismas  actitudes y opciones que El,  andar en la comunión con el Padre lo mismo que El y eso  ha de llevar a cualquiera que desee seguirle, a estar en disposición para  no hacer su propia voluntad, sino la voluntad de Dios que se perfila por la entrega, la cercanía, la sencillez y el buscar a los hombres, no para dominarlos, no, sino para ayudarles a  encontrarse con Dios,

 significa,  entrega y donación de la misma vida, para que los que no la tienen ( no tienen a Dios) encuentren vida, para que Dios sea la fortuna de los hombres y mujeres que le buscan y desean estar con el en medio de las vicisitudes y dificultades tanto internas como externas que se encuentran en esta búsqueda, en este caminar. Estamos en la lógica de la entrega: Dios entregado, amor entregado, vida entregada. Camino abierto hacia la plenitud que se ofrece a todos los hombres  y en donde nosotros tenemos un importante papel de testimonio y acatamientos de la voluntad del Padre aunque no lo entendamos, aunque no nos guste, aunque nos haga sufrir.

Ahí se fragua la fe y el ser hijos del Dios vivo..., como Jesús. Así que, el que quiera salvar  su vida a modo de los hombres la perderá y el que  la entregue, perdiéndola - según los hombres - pero desde Dios, la encontrará.

¡¡Feliz día del Señor!!

José Rodríguez Díaz 

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