sábado, 12 de diciembre de 2020

Hambre y covid: 164 millones de migrantes sobreviven y sostienen a 800 millones de personas en origen


 Las dificultades de los migrantes para trabajar, desplazarse y enviar dinero a sus familias, por la crisis desatada con la pandemia covid-19, hará que 33 millones de personas más padezcan hambre para finales de 2021, de acuerdo con un informe divulgado el pasado 11 de Noviembre por dos agencias de las Naciones Unidas.

En el llamado corredor seco centroamericano, que cubre buena parte de El Salvador, Guatemala, Honduras, y Nicaragua, 78 por ciento de las familias dependen de remesas de familiares, y en Honduras más de 60 por ciento

Las remesas de los 164 millones de trabajadores migrantes que hay en el mundo sostienen o ayudan a subsistir a unos 800 millones de personas en sus países de origen, señaló el informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

En un contexto en el que el hambre afecta al 75% de la humanidad, la caída en las remesas incrementa la pobreza y el hambre en millones de familias, que utilizan esos ingresos principalmente en alimentos, salud y otros gastos del hogar, se indicó.

“El impacto socioeconómico de la pandemia es más devastador que la propia enfermedad. Muchas personas de países de ingresos bajos y medianos, que hace unos meses eran pobres pero podían sobrevivir, ahora encuentran que sus medios de vida han sido destruidos”: David Beasley.

“El impacto socioeconómico de la pandemia es más devastador que la propia enfermedad. Muchas personas de países de ingresos bajos y medianos, que hace unos meses eran pobres pero podían sobrevivir, ahora encuentran que sus medios de vida han sido destruidos”, observó David Beasley, director del PMA.

La mayoría de los trabajadores migrantes del mundo se encuentran en el sector informal, por lo general en trabajos poco calificados y remunerados con dinero en efectivo en la agricultura, la construcción o los servicios, y se ven afectados de manera desproporcionada por la pandemia.

“El impacto socioeconómico de la pandemia es más devastador que la propia enfermedad. Muchas personas de países de ingresos bajos y medianos, que hace unos meses eran pobres pero podían sobrevivir, ahora encuentran que sus medios de vida han sido destruidos”

Por ejemplo, la mitad de los migrantes centroamericanos que participaron en un estudio de la OIM dijeron que habían perdido sus trabajos, y 82 por ciento dijo que debieron reducir la cantidad de remesas que normalmente envían porque no tenían suficientes ingresos.

El informe recordó que según el Banco Mundial los flujos de remesas a los países de ingreso mediano y bajo, que alcanzaron un tope de 548 000 millones de dólares en 2019, caerán a 508 000 millones en 2020 y a 470 000 millones de dólares en 2021, para completar un descenso de 14 por ciento.

En el llamado corredor seco centroamericano, que cubre buena parte de El Salvador, Guatemala, Honduras, y Nicaragua, 78 por ciento de las familias dependen de remesas de familiares, y en Honduras más de 60 por ciento de encuestados dijeron a la OIM que temen no tener dinero para adquirir alimentos.

Junto con la caída de las remesas, la crisis de la covid incide en el desplazamiento de las personas, bien sea empujándolas a migrar para encontrar un trabajo o forzando a los migrantes a retornar a sus países de origen.

El informe cita el caso de Venezuela, muchos de cuyos millones de migrantes en América del Sur son “afectados por cierres de fronteras, restricciones de actividad económica y falta de acceso a la salud y seguridad social. Además, los ataques de xenofobia y otras expresiones de discriminación han aumentado con la pandemia”.

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