sábado, 28 de noviembre de 2020

Papa Francisco: «Sé cómo se sienten los pacientes con coronavirus cuando luchan por respirar en un respirador. Con 21 años, no sabía ni yo ni los médicos si moriría o viviría»

 


* «Recuerdo que un día le pedí a mi madre, abrazándola, que me dijera si iba a morir. Yo estaba asistiendo al segundo año del seminario diocesano en Buenos Aires. Recuerdo la fecha: era el 13 de agosto de 1957. Fue un prefecto quien me llevó al hospital, al darse cuenta de que no tenía el tipo de gripe que se trata con aspirina. Primero me sacaron un litro y medio de agua del pulmón, luego estuve luchando entre la vida y la muerte. En noviembre, me operaron para quitarme el lóbulo superior derecho del pulmón»


* «De esa experiencia aprendí otra cosa: lo importante que es evitar el consuelo barato. La gente venía a verme y me decía que estaría bien, que nunca más sentiría todo ese dolor: tonterías, palabras vacías dichas con buenas intenciones, pero que nunca llegaron a mi corazón. La persona que más me conmovió, con su silencio, fue una de las mujeres que marcó mi vida: Sor María Dolores Tortolo, mi maestra de niño, que me había preparado para la Primera Comunión. Vino a verme, me tomó de la mano, me dio un beso y se quedó callada un rato. Entonces me dijo: «Estás imitando a Jesús». No necesitaba añadir nada más. Su presencia, su silencio, me dio un profundo consuelo. Después de esa experiencia tomé la decisión de hablar lo menos posible cuando visitaba a los enfermos. Simplemente tomé su mano»

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