sábado, 21 de noviembre de 2020

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO. ULTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. ( Mt. 25,31-46 )

UN REINO QUE ROMPE CON LO ESTABLEDIDO

Hoy, como todos bien sabemos, celebramos a Jesucristo, Rey del Universo. Todos sabemos de la calidad de esta realeza que no se trata de  reinos  terrenales, ni de espadas y mucho menos de enfrentamientos entre pueblos para dominar. Se trata de otra batalla que tiene que ver directamente con el corazón, con los sentimiento, las actitudes que nos mueven y van, muchas veces y sin darnos cuenta, determinando nuestra vida, nuestras opciones.

La fiesta de Jesucristo, Rey del Universo, se  fundamenta en el amor, así nos lo dice Mateo en el evangelio que hoy será proclamado en todas las eucaristía, por ahí va la batalla. Batalla que cada uno  ha de librar desde la interioridad en fidelidad a Jesús que pasa por la vida de los hermanos cuando están en situación de desamparo. También  tiene que ver y mucho, lo sabemos, con las bienaventuranzas, con nuestra fidelidad ante  el otro, sobre todo, los desvalidos , los que no tienen voz, los que en muchas de las ocasiones  son considerados en nuestra sociedad como estorbos y cargas pesada para sobrellevar.

 Creo que  esta fiesta de hoy puede y debe iluminar la situación que estamos viviendo de pandemia e inmigración ya  que  están siendo piedras de toque que ponen  nuestra fe en jaque y  la obliga a definirse, nos obliga a definirnos.  Es ahí donde se ve si somos de Cristo de forma auténtica o  de  boquilla. El texto de hoy nos lo recuerda.

Es  un examen de conciencia para toda la iglesia en general y para cada  uno de los cristianos en particular. Sabemos que la fe  se ha de vivir en comunidad, pero esa vivencia  de comunión se ha de llevar a cabo desde la opción  y la  acción personal, si no? qué ofrecemos, qué ponemos sobre el altar cada vez que celebramos la eucaristía?  ¿Cual está siendo  nuestra ofrenda?

Cristo es Rey  porque convierte su vida en testimonio fiel, así la iglesia, así nosotros. Los reinos de aquí  se mueven con voluntad de mando; el de Cristo, con voluntad de servicio y ahí es la clave que no podemos obviar y  que está destinada a abrir puertas a la esperanza en la vida de los hombres.



¡¡Feliz día del Señor !!

José Rodríguez Díaz





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