sábado, 7 de noviembre de 2020

LA PALABRA DEL DOMINGO. DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A. Mt. 25,1-13

LA LÁMPARA ENCENDIDA

Jesús  nos sigue hablando del Reino de los cielos y en esta ocasión con la parábola de las doncellas encargadas de recibir  al esposo y que han de tener sus lámpara encendidas para la ocasión.
 Unas se preocupan de ellos y se preparan con tiempo, otras no. Estas últimas van a quedar fuera como  total desconocidas. De esta forma Jesús advierte de la necesidad de  estar alerta  y preparados  para  saber recibir al Señor cuando llegue a nuestras vidas, a nuestro momento. Sabemos que vendrá, pero no sabemos si de día o de noche o a que hora y circunstancia, no sabemos.

 Esto nos está diciendo que el encuentro con Dios no se puede improvisar de un aquí para allá ni pueden hacerlo otros por nosotros. Es algo personal  y que atañe a nuestra vida. Es algo que debe recorrer toda nuestra existencia. Es decir a Dios le encuentra quien le busca y sabe esperar estando preparado.
 No es suficiente estar en vela, en la espera, no es suficiente formar parte del grupo de los escogidos, es necesario la actitud del corazón que quiere acoger de verdad y para ello se prepara y prepara todo lo necesario para que la acogida sea fructífera y poder ser reconocidos como de los suyos, de los que  merecen entrar en el banquete de  bodas y esto hay que ganárselo a pulso, de forma personal, sincera y transparente, no valdrán luego las quejas ni las amistades, no.
Sucede que en muchas ocasiones, habiendo sentido la llamada acudimos pero no estamos en ello en plenitud y descuidamos lo que supone y  debe significar y dejamos a un lado la urgencia y la atención que merece por  otras causas o momentos que nos parecen mas importantes, pensamos que  tenemos tiempo, que ya llegará el momento de poner manos a la obra, pero nos puede suceder como en la parábola, que cuando llegue ese momento no hayamos puesto los medios que debíamos haber puesto ni hacer lo que teníamos y sabiamos que debiamos hacer.
No nos podemos  tomar  esto del Reino de los cielos a la ligera y  mucho menos improvisando o  pretendiendo que los otros, a última hora, nos saquen del atolladero.
¡¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!!

José Rodríguez Díaz
  

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario