QUINTO DOMINGO DE PASCUA. CICLO B.
Jun. 15,1-8
COMO EL SARMIENTO.
Si la semana pasada Jesús se nos manifestaba como el "buen pastor" que cuida de su rebaño, en esta ocasión nos habla con la alegoría de la vid invitándonos a permanecer en el para dar fruto.
El tema de la vid y de la viña ya aparece en el A.T. : Sal.80; Is. 5; Ez.50 ; Jer.5, por lo que podemos decir que no es originario de Jesús, sino que El, que como todo buen judío, era conocedor de las escrituras, lo usa para hablar a los discípulos. No habla de la viña, que era la imagen con la que se identifica el pueblo de Dios; El habla de la vid.
Y nos dice que lo mismo que el sarmiento ha de estar unido a la vid para que pueda dar fruto, es necesario que nosotros estemos unidos a El ( llamados a aprender con El, alimentándonos y fortaleciéndonos desde El, para poder ser resistentes a las adversidades, al mal que nos acosa) porque es que el sarmiento toma su alimento de la cepa que es la única forma de poder dar fruto. Así nosotros.
Frutos propios de los seguidores de Jesús, del cristiano. El sarmiento separado de la vid se seca, no tiene vida, y por tanto, nada se espera de el.
Al final del texto encontramos una frase que resume todo lo anterior cuando nos invita a una doble permanencia: permanecer nosotros en El y que sus palabras permanezcan en nosotros.
Esto de la permanencia es fundamental porque ya no es solo estar, sino permanecer en El; es la clave, debe ser la clave, de toda nuestra vida de seguimiento. La una va unida a la otra pues desde el momento que se alejen entre sí, perdemos el norte, perdemos fuerza, el alimento; perdemos la referencia de que somos sarmientos de una vid: Cristo ( Fe y vida se distancian).
Se permanece en Cristo por la fe que es un don recibido y la fe se ha de alimentar de su palabra; la una lleva a la otra y viceversa y nace la confianza cierta de saber que todo lo que pidamos se realizará, pero es necesario permanecer en El pase lo que pase y venga lo que venga.
¡Feliz día del Señor!
Jun. 15,1-8
COMO EL SARMIENTO.
Si la semana pasada Jesús se nos manifestaba como el "buen pastor" que cuida de su rebaño, en esta ocasión nos habla con la alegoría de la vid invitándonos a permanecer en el para dar fruto.
El tema de la vid y de la viña ya aparece en el A.T. : Sal.80; Is. 5; Ez.50 ; Jer.5, por lo que podemos decir que no es originario de Jesús, sino que El, que como todo buen judío, era conocedor de las escrituras, lo usa para hablar a los discípulos. No habla de la viña, que era la imagen con la que se identifica el pueblo de Dios; El habla de la vid.
Y nos dice que lo mismo que el sarmiento ha de estar unido a la vid para que pueda dar fruto, es necesario que nosotros estemos unidos a El ( llamados a aprender con El, alimentándonos y fortaleciéndonos desde El, para poder ser resistentes a las adversidades, al mal que nos acosa) porque es que el sarmiento toma su alimento de la cepa que es la única forma de poder dar fruto. Así nosotros.
Frutos propios de los seguidores de Jesús, del cristiano. El sarmiento separado de la vid se seca, no tiene vida, y por tanto, nada se espera de el.
Al final del texto encontramos una frase que resume todo lo anterior cuando nos invita a una doble permanencia: permanecer nosotros en El y que sus palabras permanezcan en nosotros.
Esto de la permanencia es fundamental porque ya no es solo estar, sino permanecer en El; es la clave, debe ser la clave, de toda nuestra vida de seguimiento. La una va unida a la otra pues desde el momento que se alejen entre sí, perdemos el norte, perdemos fuerza, el alimento; perdemos la referencia de que somos sarmientos de una vid: Cristo ( Fe y vida se distancian).
Se permanece en Cristo por la fe que es un don recibido y la fe se ha de alimentar de su palabra; la una lleva a la otra y viceversa y nace la confianza cierta de saber que todo lo que pidamos se realizará, pero es necesario permanecer en El pase lo que pase y venga lo que venga.
¡Feliz día del Señor!