sábado, 28 de abril de 2018

LA PALABRA DEL DOMINGO

QUINTO DOMINGO DE PASCUA. CICLO B.
Jun. 15,1-8

   
COMO EL SARMIENTO.

Si la semana pasada Jesús se nos manifestaba como el "buen pastor" que cuida de su rebaño, en esta ocasión nos habla con la alegoría de la vid invitándonos  a permanecer en el para dar fruto.
 El tema de la vid  y de la viña ya aparece en el A.T. : Sal.80; Is. 5; Ez.50 ; Jer.5, por lo que podemos decir que no es originario de Jesús, sino que El, que como todo buen judío, era conocedor de las escrituras, lo usa para hablar a los discípulos. No habla de la viña, que era la imagen  con la que se identifica el pueblo de Dios; El habla de la vid. 

  Y nos dice que lo mismo que el sarmiento ha de estar  unido a la vid para que pueda dar fruto, es necesario que nosotros estemos unidos a El  ( llamados a aprender con El, alimentándonos  y fortaleciéndonos desde El, para poder ser resistentes a las adversidades, al mal que nos  acosa) porque es que el sarmiento toma su alimento de la cepa que es la única forma de poder dar  fruto. Así nosotros.
  Frutos propios de los seguidores de Jesús, del cristiano. El sarmiento separado de la vid se seca, no  tiene vida, y por tanto, nada se espera  de el.
Al final del texto encontramos una frase que resume todo lo anterior  cuando nos   invita a una doble permanencia: permanecer nosotros en El y que sus palabras permanezcan en nosotros.



Esto de la permanencia es fundamental porque ya no es solo estar, sino permanecer en El; es la clave, debe  ser la clave, de toda nuestra vida de seguimiento.  La una va unida a la otra pues desde el momento que se alejen entre sí, perdemos el norte, perdemos fuerza, el alimento; perdemos la referencia  de que somos sarmientos de una vid: Cristo ( Fe  y  vida  se distancian).
Se permanece en Cristo por la fe que es un don recibido y la fe se ha de alimentar de su palabra; la una lleva a la otra y viceversa y nace la confianza cierta de saber  que todo lo que pidamos  se realizará, pero es necesario permanecer en El pase lo que pase y venga lo que venga.
¡Feliz día del Señor! 


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