sábado, 2 de diciembre de 2017

PLAN DIOCESANO DE PASTORAL:




De la carta que nos escribió nuestro obispo al inicio de este curso, tomo y comparto este apunte por parecerme muy sugerente y esclarecedor. Creo que  puede ayudar a centrarnos en nuestro quehacer como discípulos del Señor, ante la  propuesta  con que se nos invita, desde el PDP, a centrarnos en la misión.
 Dice así nuestro obispo:
"¿DINÁMICA TÉCNICA O ACCIÓN DE DIOS? Y lo primero que quiero decir es que el Plan Diocesano de Pastoral tiene un valor religioso, es decir, que nos ayuda a situarnos ante Dios, para discernir lo que Él quiere hacer y lo que Él mismo hace en nosotros a través de estas pautas que parecen solo técnicas y dinámicas humanas. Las necesitamos, pero son, en manos de Dios mismo, el instrumento de un crecimiento en la fidelidad a Él. Jesús vuelve a estar con los que llamaba "los suyos", hoy nosotros, vuelve a contemplar la muchedumbre y vuelve a verla necesitada de pastor. Y con paciencia, con calma, como entonces, nos habla, nos alienta, nos impulsa para que acerquemos a la gente la palabra justa, la cercanía fortalecedora, el aliento que convoca y une, el impulso que hace caminar más allá de nuestras cortas perspectivas. Jesús trabaja en nosotros por su Espíritu. No nos hacemos discípulos, hermanos y misioneros. Es Él quien nos llama al discipulado y está atento a nuestro crecimiento y a nuestros retrocesos. Es Él quien nos hace hermanos, y se duele por nuestros celos, nuestras incomprensiones, nuestros chismes y nuestras divisiones. Es Él quien nos envía y nos da el aliento de mantener el impulso misionero. Y es Él, Jesús, el Señor Resucitado, quien, por medio de nosotros, pastores y laicos comprometidos, habla y trabaja en la gente.
 - 5 - Cuando nos acercamos con la reflexión a esas cualidades del creyente: Discípulo, Hermano, Misionero, y las vemos realizadas en los Apóstoles de Jesús, percibimos que esto no fue sino el final de un largo proceso. Tenían como acompañante y pedagogo al Mesías Hijo de Dios, y, humanamente hablando, todo terminó en fracaso. La venida del Espíritu Santo fue enderezando los pasos, fortaleciendo las debilidades, abriendo las estrecheces del corazón, uniendo voluntades. Por lo que se refiere al impulso misionero, que es el aspecto preferente de este curso, el proceso parece madurar y prolongarse de manera especial. Él llamó singularmente a sus discípulos a seguirlo, y poco después los envió a las ovejas descarriadas de Israel, un envío de ida y vuelta, que suena a prueba y entrenamiento. Un envío limitado en cuanto a los destinatarios: "no vayáis a tierra de paganos, ni entréis en las ciudades de Samaría" (Mat 10, 6). Y posiblemente también limitado en cuanto a sus efectos en los enviados: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre" (Luc 10, 17), dicen al constatar los maravillosos efectos de los poderes recibidos. "No estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo" (Ibid. 20), corrige Jesús. Los discípulos enviados no debían ir a tierra de paganos o a Samaría, pero Jesús sí hizo algunos viajes fuera de las fronteras del pueblo de Israel, e incluso, sin salir geográficamente, sí atendió problemas y necesidades de personas que no formaban parte del "padrón oficial" del pueblo de Israel, e incluso habló de algunos de estos presentándolos como referentes."

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