sábado, 23 de diciembre de 2017

BUSCANDO EL PUNTO A LA NOCHE BUENA.
Casi sin darnos cuenta la Noche Buena se nos ha presentado llamando a nuestra puerta y, por si no nos lo creíamos, nos avisó,como suele hacer cada año, la rifa de la lotería  que repartió millones y mucha alegría y también alguna que otra magua y  desilusión, por todo nuestro país.


 El reloj no para, los días se suceden y ya mañana es Noche Buena..., entramos de lleno en  las fiestas de Navidad - aunque ha tiempo algunos quisieron denominarlas fiestas de  invierno o fiestas del solsticio, ¡¡que majadería!! -  Ellos que las llamen como quieran, pero para nosotros fueron, son  y seguirán siendo : las Fiestas de Navidad y si no, que le pregunten a mi amiga Pilar.
En estas fiestas  celebramos el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén, acontecimiento que no tuvo mucho alcance entre la gente y las naciones, solo unos pastores y unos señores que decían ser magos y que venían  de otro país buscando al Rey de los Judíos, porque los astros,  que coincidían con  determinado escritos del pueblo de Israel, así lo decían. Fue el rey Herodes el que le dio magnitud al acontecimiento cuando, por miedo y ejerciendo su poder de forma arbitraria,  mando cortar la cabeza a los  niños menores de dos años. Con mucha frecuencia  el poder, cuando se ve amenazado o cree que está en peligro, cae en la tentación de ejercer  e imponer su albedrío, este es uno de esos casos.
Lo cierto es que mañana a la noche nos vamos a reunir en familia, vamos a cenar juntos y a alegrarnos con la fiesta del nacimiento de Jesús. Es esta una noche deseada por unos y  temida por otros: deseada porque se reúne toda la familia y eso no deja de ser algo hermoso, aunque exista algún que otro roce que esa noche hay que olvidar; para otros es temida, por la  sencilla razón de no tener a nadie a quien decir o que le diga: ¡¡Feliz Noche Buena!!
De todas formas, creo que  es cuestión de perspectiva, de como nos planteemos esa noche; si lo miramos de tejas abajo se puede convertir en una fuente de penas incontenibles, pero si lo miramos desde la dimensión de la fe, es decir, de tejas arriba, nos damos cuenta de que, estemos  acompañados o solos, no deja de ser una noche mágica que invita a la alegría interior  y a la certeza  de saber que realmente Dios esta con nosotros, como indica el nombre  de Enmanuel que se le pondrá a este niño que nace.
Corremos el riego de vivir la Navidad sin Jesús: los acompañados, no yendo mas allá de la mesa a la que se sientan y los solos, no saliendo de la tristeza y de las lágrimas..., ni lo uno, ni lo otro. Hemos de saber dar ( encontrar) el punto a esta fiesta que si así lo hacemos, el se deja encontrar y mas y sobre todo, en esta noche en que celebramos su nacimiento.
¡¡¡FELIZ NOCHE BUENA !!
José Rodríguez. Párroco.

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