PIEDRAS VIVAS
Este domingo día 16 de Julio se celebra la fiesta de la Virgen del Carmen, día en el que también celebramos los 51 años en el que se puso la primera piedra de nuestra parroquia, conocida como "Iglesia Redonda" y que está dedicada a San Antonio María Claret compatrono de la Diócesis.
La virgen del Carmen es también patrona de la parroquia y no se si es que fue una coincidencia que se pusiera la primera piedra en ese día o que don Jesús, el sacerdote que impulsó dicha obra, al venir de la Isleta, donde esta advocación de la virgen tiene mucho peso, se encomendó a la virgen del Carmelo para sacar adelante el proyecto de hacer una nueva iglesia en medio de un barrio en donde confluían gente venida del campo y gente de la Isleta; lo cierto es que la virgen del Carmen es patrona de la parroquia y que en su día, junto con la celebración pertinente, celebramos la efemérides del inicio de esta obra que concluyó en tres años y ya van cincuenta y uno.
Se puso la primera piedra de un edificio del que todo el barrio esta orgulloso - Dios ha puesto su casa en medio de nosotros, Dios habita entre nosotros -, y en el que se mira y reconoce. Fueron muchos los esfuerzos y fue mucha la entrega de todos hasta ver la obra terminada.
Mi reflexión de hoy no quiere quedarse ahí y deseo dar un paso que vaya mas allá. Nuestros mayores hicieron su obra, la obra esta ya hecha, nos toca a nosotros preguntarnos si estamos siguiendo los pasos que ellos nos marcaron y si, tanto esfuerzo, sacrifico y entrega por dejarnos tal herencia, lo estamos valorando y tratando de darle continuidad. Levantar una iglesia no termina con el edificio, significa algo mas, el edificio es el lugar que alberga, acoge y da calor a la Iglesia viva que conformamos los cristianos, y de modo especial, cuando se reúnen a celebrar la Eucaristía como hermanos junto con el hermano mayor que es Nuestro Señor Jesucristo.
Ese creo que debe ser el punto donde debemos centrarnos en la memoria de esta efemérides, ayudados, además, por la presencia de la Virgen María.
El año pastoral que ha concluido lo dedicamos a repensarnos la forma y manera de levantar la comunidad Cristiana desde Jesús y con la fuerza de su palabra. Creo que la ocasión que nos ofrece este 16 de Julio para reflexionar sobre ello no debemos desaprovecharla y me pregunto y pregunto a ustedes, si no sería bueno que nos paráramos a pensar, a partir de la Palabra de Dios, qué nos falta, cual es el camino que estamos haciendo o debemos hacer, reflexionar sobre nuestros aciertos y errores, reflexionar si de verdad estamos manos a la obra con un solo corazón y un solo deseo: Construir la Iglesia que Jesús quiere, aquí y ahora.. o andamos por otros caminos. Pensar que si el Señor nos ha llamado en estos momentos de la historia y nos quiere aquí, por algo será, aunque no lo entendamos de momento. No podemos consentir que la construcción de nuestra iglesia se convierta por intereses particulares, rencillas viejas , personalismos, no aceptación del otro, incomprensiones o críticas, en una babel que no nos va a dejar levantar nada y que va a tirar por los suelos todo esfuerzo. Eso arrastra al desencanto, al abandono a la poca credibilidad de nuestra opción y a ser motivo de risa y mofa por parte de los que nos miran, aparte de que nuestro anuncio de la Buena Noticia pierde color y calor, capacidad de convocatoria
La Iglesia es lugar de encuentro con Dios y con los hombres, espacio privilegiado, eso lo tenemos y lo sabemos, pero nunca viene mal que nos preguntemos, como parte del edificio vivo que somos, si estamos sosteniéndolo o no, si estamos acogiéndonos o no, si estamos contribuyendo a que se mantenga hermoso y habitable, a que no se nos derrumbe, en una palabra , si nos amamos como Jesús nos pide: " Amaos los unos a los otros como yo les amo"
La Virgen María acompañó a la Primera Iglesia en sus inicios y luego durante toda su vida. ¿ No sería esa la intención cuando se escogió un 16 de Julio para poner la primera piedra? Acudamos a su ayuda, ella sabe de todo esto y seguro que quiere interceder por todos y cada uno de nosotros, por nuestra parroquia.
José Rodríguez
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