Europa convertida en un muro inexpugnable de insolidaridad, continúa arrinconando a los inmigrantes empobrecidos, en el mar, en la tierra o en los pasos fronterizos como el de Calais.
El
primer ministro británico, David Cameron, ha advertido de que los
inmigrantes irregulares serán expulsados de Reino Unido “para que la
gente sepa que no es un refugio seguro”. Cameron dijo que la situación
es “muy complicada” porque hay “un enjambre de personas que cruza el
Mediterráneo en busca de una vida mejor”. “Enjambre” al que el Imperio
Británico ha robado a manos llenas, con y sin la Unión Europea.
El
ministro de Comunidades, Greg Clark, adelantó que la próxima ley de
Inmigración, que se tramitará tras el receso veraniego, obligará a los
caseros a expulsar a los inquilinos que estén en situación irregular.
Según estas medidas, los propietarios de inmuebles tendrán que
asegurarse en primera instancia de que no alquilan su propiedad a
personas sin derecho a residir en el Reino Unido.
Otra
“joya” de la política europea ha sido la de Theo Francken, secretario
de Estado de Asilo y Migración del Gobierno de Bélgica, que ha
cuestionado los recursos de los inmigrantes y solicitantes de asilo que
duermen en la calle en Europa, ya que "han pagado 10.000 euros" para
llegar hasta aquí y ahora "no tienen 50 euros para pagarse una
habitación en un hotel", criticó. En una entrevista con la emisora VRT,
Francken ha dado su particular explicación sobre el motivo de que varias
decenas de inmigrantes hubieran pasado la noche en la calle.
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