DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B.
Jn. 6.51-59
¿ ES HORA DE PREGUNTARNOS ?
En este domingo seguimos asistiendo al encuentro de Jesús con los judíos a quienes les viene haciendo una propuesta que a ellos les parece imposible. Se resisten a aceptarla y buscan razones para rebatir a Jesús. Lo que si es cierto es que ellos han tenido una experiencia que les sigue atando a este de Nazaret ( les dio de come pan de sobra cuando sintieron hambre) . Quizá sea por eso por lo que no terminan de dar la vuelta y dejarle.
En esta ocasión vemos como ellos se interrogan e interrogan a Jesús por el como puede ser eso de comer su carne y beber su sangre, es una locura y además, algo imposible.
Digamos que Jesús sigue insistiendo sin abandonar su discurso, es más, lo lleva a una tensión mas alta: Habla del pan que el dará que es su carne y de su sangre los cuales hay que comer y el que no lo acepte no tendrá a Dios.
Además, esto lo dice en nombre del Padre, de Dios, proclamándose como su enviado: el enviado del Padre. Así, esta propuesta de Jesús es ofrecida como garantía de vida eterna con la promesa de que los que escuchen su palabra y la cumplan tendrán la vida eterna: El les resucitará en el último día, les dice.
Se manifiesta así como dueño, señor y dador de vida rompiendo con la muerte, dando la vida.
Esto es lo que nosotros celebramos y hacemos y quizá nos deberíamos preguntar cómo lo hacemos, que está significando para nuestro vivir. ¿Dónde estamos con respecto a la Eucaristía, a la comunión, y ante la promesa inherente que Jesús ofrece a aquellos que comen su carne y beben su sangre?
Creo que deberíamos atrevernos a interrogarnos con la misma pregunta que el hizo un día a una de las hermanas de Lázaro : ¿ Creemos esto? o por el contrario, ¿estamos en los inconvenientes y dificultades que ya plantearon sus paisanos cuando le escucharon?
Feliz día del Señor.
Jn. 6.51-59
¿ ES HORA DE PREGUNTARNOS ?
En este domingo seguimos asistiendo al encuentro de Jesús con los judíos a quienes les viene haciendo una propuesta que a ellos les parece imposible. Se resisten a aceptarla y buscan razones para rebatir a Jesús. Lo que si es cierto es que ellos han tenido una experiencia que les sigue atando a este de Nazaret ( les dio de come pan de sobra cuando sintieron hambre) . Quizá sea por eso por lo que no terminan de dar la vuelta y dejarle.
En esta ocasión vemos como ellos se interrogan e interrogan a Jesús por el como puede ser eso de comer su carne y beber su sangre, es una locura y además, algo imposible.
Digamos que Jesús sigue insistiendo sin abandonar su discurso, es más, lo lleva a una tensión mas alta: Habla del pan que el dará que es su carne y de su sangre los cuales hay que comer y el que no lo acepte no tendrá a Dios.
Además, esto lo dice en nombre del Padre, de Dios, proclamándose como su enviado: el enviado del Padre. Así, esta propuesta de Jesús es ofrecida como garantía de vida eterna con la promesa de que los que escuchen su palabra y la cumplan tendrán la vida eterna: El les resucitará en el último día, les dice.
Se manifiesta así como dueño, señor y dador de vida rompiendo con la muerte, dando la vida.
Esto es lo que nosotros celebramos y hacemos y quizá nos deberíamos preguntar cómo lo hacemos, que está significando para nuestro vivir. ¿Dónde estamos con respecto a la Eucaristía, a la comunión, y ante la promesa inherente que Jesús ofrece a aquellos que comen su carne y beben su sangre?
Creo que deberíamos atrevernos a interrogarnos con la misma pregunta que el hizo un día a una de las hermanas de Lázaro : ¿ Creemos esto? o por el contrario, ¿estamos en los inconvenientes y dificultades que ya plantearon sus paisanos cuando le escucharon?
Feliz día del Señor.
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