martes, 17 de marzo de 2015

SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA. (Solemnidad)

 MIRANDO MAS ALLÁ DE LO COTIDIANO

Celebramos el jueves de esta semana la fiesta de San José, esposo de la virgen María, patrono del seminario, patrono de las familias y de la Iglesia.
En realidad, de San José poco se nos dice en los textos de los Evangelios, pero aquello que se nos dice es muy enjundioso y nos da la categoría  de la fe y aceptación de Dios en la vida de este hombre judío, que es calificado en los textos como justo y temeroso de Dios.
 Sabemos que, como todo judío, formó una familia y también sabemos que  estando en ello ha de solucionar el problema que se le presenta al ver que su prometida está embarazada de un hijo que no es suyo. El problema intenta solucionarlo desde la ley, pero no desde la ley pura y dura, la cual pedía que  su compañera fuera denunciada, el no lo hace así. El no hace eso, sino que prefiere quedar mal antes de que su prometida sea vilipendiada. El carga la ley de amor y prefiere quedar mal ante la posibilidad de causar sufrimiento a la mujer que ama, aunque ella , piensa el, sea la causante de este dolor. En esta decisión de abandono, se le pide algo que hasta ahora había repudiado, llevarse a casa como esposa a la que portaba un hijo que no era suyo: toma a María tu mujer, porque lo que hay en ella es obra de Espíritu Santo, se le dice y  ahora tenemos al hombre de la escucha, el hombre obediente a la palabra de Dios, el hombre que se deja poder por Dios, que no pone resistencia, que pone por encima de sus deseos y la norma aprendida, el designio de Dios. Luego aparece José en el famoso viaje a su tierra, ( Belén) para colaborar en el padrón que alguien desde muy lejos había decidido  hacer y que es tenido como poderoso en la tierra.  Allá va José con su familia a cumplir la orden sin percatarse de que Dios en esta ocasión y como casi siempre, escribe derecho en renglones torcidos.
Allí nos encontramos a nuestro hombre, solo, sin amparo y sin saber que hacer, necesitando la pobre y escasa ayuda que recibe de los que merodean el lugar, gente desconocida y de mala calaña, pero se portaron bien, siempre se ha dicho que los pobres son bastante solidarios entre ellos. Le nace la criatura en un establo de pastores.
 Al poco tiempo, por un empeño de miedos y recelos de otro poderoso, se ve forzado a emigrar a Egipto. Hay que poner la familia a salvo y no se puede parar en mientes ni en quejas, coge los bártulos y de nuevo al camino y cada vez mas lejos de su casa de Nazaret y de su carpintería. Llueve sobre mojado. 
Al cabo del tiempo, cuando ya todo se ha normalizado, le vemos buscando durante tres días al hijo que se perdió en el viaje a Jerusalén.
 Aquí está el hombre consecuente con su compromiso, responsable y decidido, a llevarlo a cabo por muy  duro que sea.
 Se nos dice alguna cosa mas de San José ( pocas) en lo textos de los evangelios. Esto es suficiente para  poder descubrir  al hombre oyente de la palabra, piadoso, temeroso de Dios, valiente y con los pies en el suelo. Si nos paramos un poco  vemos que nada sucedió llana y plácidamente, sino que hay en todo una fuerte carga de desconcierto, preocupación, vencimiento de sí mismo y fortaleza interior. José se convierte así en el  eslabón necesario para que la promesa echa a su familia y en ella a toda la humanidad, se vaya cumpliendo y los hombres y la creación entera, puedan ser rescatados por el amor de Dios que se manifiesta en el Hijo que  ha sido puesto en sus manos de padre.
 Por medio de José, nuevo Abrahan, los pueblos podrán acceder a la tierra nueva, a la tierra que mana leche y miel, a la tierra prometida por el Hijo amado del Padre a quien José está encargado de cuidar, alimentar y favorecer  en el crecimiento  de la verdad y en la sabiduría de Dios.  Papel difícil el de este hombre fiel que ha de permanecer en la sombra, para que otros  puedan tener luz.
De esta forma, se convierte en paradigma de los que  quieren ser obedientes a Dios, de los que quieren escuchar y ser fieles a la Palabra, de los que  quieren tener a Jesús como compañero de camino, de los que están dispuestos  a permanecer en lo oculto, para que Jesús sea aceptado y reconocido como el Hijo de Dios.
Felicidades a todos lo que celebran  su onomástica  a los padres y a todos los seminaristas y formadores.

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