sábado, 21 de marzo de 2015

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO QUINTO DE CUARESMA.
CICLO B. ( Ju. 12,20-33)


 LA TENTACIÓN DEL HALAGO

El texto del Evangelio que hoy se nos ofrece empieza con la buena noticia de que hay unos gentiles que quieren conocer a Jesús. Los discípulos se prestan a ello y facilitan el encuentro. Parece un buen respiro ante la situación que se está viviendo, pero Jesús, que tiene una visión mas completa del tema, sabe y no quiere, que  los discípulos se lleven a engaño. Ni los discípulos ni los que manifiestan el deseo de querer conocerle.
  Con sencillez y habilidad les pone ante una realidad que  ellos  parecen que no son capaces de captar: la gloria de Jesús y la de ellos, los discípulos, es la que otorga el Padre. Por eso habla del gano de trigo  y de la necesidad de que este caiga entierra, se entregue total y absolutamente por la causa del Reino,  si es que quiere dar fruto. El deseo de estos gentiles  es un atisbo de lo que luego vendrá pero, antes, hay que  desprenderse de todo aquello que distraiga de la misión encomendada y estar al tanto porque no deja de ser una tentación. No pueden pararse ante la gloria que proporcionan los hombres, que siempre es pasajera y que, muchas veces, está cargada de intereses y de conveniencias humanas, que nada tienen que ver con la gloria que el Padre y de viva voz, como oímos en el texto, promete a los que son fieles. Se trata de que nadie ni nada venga a usurpar el papel de Dios en la obra de la salvación, Se trata de impidir que sea ocupado por otro el lugar que le corresponde. Hay que huir de la tentación que muchas veces encierra toda gloria pasajera.
  El hecho de que haya gente que quiera conocerle,  el halago que eso supone, no quiere decir que ese sea el camino a seguir por ahora, que ese sea el  objetivo último que dará sentido y plenitud a todo lo que  supone una vida entregada a un proyecto que va mas allá del aplauso humano. Eso es lo que define el fin último de su misión: la entrega a todos los hombres por amor, en fidelidad y sin apropio de nada, a la voluntad salvadora de Dios, expresión de su amor y de su apuesta por el hombre y por el mundo. 
 Se hace necesario que nada ni nadie se interponga en el camino del testimonio de un amor desinteresado, que disculpa y perdona: " Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen" , ante los suyos y ante el mundo entero.
El ser glorificado, eso ya no le corresponde a El, a Jesús. Será el Padre quien lo haga y lo hará, lo ha dicho  de tal forma que todos los que está allí lo han podido oír.  Jesús mismo  recalca que eso se ha dicho por ellos, para que entiendan. Al tiempo,este acontecimiento de la Voz del Padre, le da la razón ante  lo que ellos puedan entender como  algo vanal y de desprecio por la labor que  han hecho: ser puente entre unos gentiles y Jesús que quieren conocerle. Eso está bien, pero por ahora, ni nunca, eso puede ser lo definitivo  y lo último en el camino emprendido.
 La frase última de Jesús nos manifiesta su total aceptación del proyecto de anuncio del Reino, su total confianza en la fidelidad del Padre, que actuará. Tambien nos habla de su  esplendida, generosa y confiada entrega que propone y pone amor en el mundo: " Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos  hacia mí "
 Feliz día del Señor.


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