sábado, 28 de febrero de 2015

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA. CICLO B.

 " HÁGASE TU VOLUNTAD"

Entramos esta semana en el segundo domingo de cuaresma. Jesús sube al monte Tabor donde se transfigura ante los que llevo con el y se oye la voz del Padre ratificandole como el Hijo amado, al que hay que escuchar . No obstante,  parece que se nos queda mas en la memoria el deseo de Pedro de construir tres tiendas, que la misma palabra del Padre que testimonia una vez mas a su Hijo como el definitivo ante la ley y los profetas. El es la nueva ley. Es El el definitivo Hombre de Dios, profeta, es Dios mismo hecho hombre, Jesús. Es a El a quien hay que escuchar.
  Jesús lleva la delantera en el tema de cumplir los deseos del Padre  y los discípulos, nosotros, los que han de seguirle hasta el mismo corazón del pueblo significado en la ciudad Santa de Jerusalén. Es urgente el camino que hay que hacer y no  se puede entretener este camino  por el bienestar  y el deseo de un estar cerca de la gloria de Dios. No se puede abandonar la misión encomendada. No es ahora el momento. La gloria vendrá con la muerte y resurrección del Hijo amado que será total y completa para todo el que le oye y sigue: "Escuchadle"
Releyendo este texto pienso y observo como  la Iglesia, en muchos momentos de la su historia, ha querido y no solo ha querido, sino que ha llevado a cabo, el deseo que Pedro manifestó: " Hagamos tres tiendas", y no el del Padre: "Escuchadle" 
 La Iglesia, sin ánimo de ofenderla, ni despreciarla, porque  no siempre y en todo momento ha sido así y porque el Espíritu Santo también la ha acompañado y  renovado queriéndola sacar del pecado, se ha dedicado a construir catedrales olvidándose de las casas de los pobres.

  Queriendo estar muy cerca de Dios se olvido de estar con los  necesitados.
  Queriendo permanecer en las alturas, se olvido de los que están sometidos a la tierra al dolor y al sufrimiento sin Dios, que  eso no quiere decir que Dios no les ame.

Pedro deseaba estar cerca de Dios, pero lejos de los hombres y esa no era la misión de Jesús, ni mucho menos para lo que El les llamó, nos llamó.
 Ese actuar ha llevado a la Iglesia a inseguridades y miedos, a desconocer la realidad, a sentirse extraña consigo misma e insatisfecha porque, en el fondo, sabe que no está cumpliendo la misión que el maestro le encomendó:
 Id por el mundo y anunciar la Buena Noticia.
 Es necesario, se hace necesario, salir de nosotros mismos, de nuestras sacristías, como nos dice el papa Francisco, abrir las ventanas y dejar que el Espíritu nos  renueve como decía el papa Bueno Juan XXIII o abrir las puertas a Cristo como  rogaba Juan Pablo II.
 Hay que llegar a Jerusalén, al corazón del pueblo, y allí se revelará para todos la gloria del Señor en su Hijo amado y en todos los que le siguen porque creen en El. Todos seremos glorificados con Cristo, Nuestro Señor Jesucristo.
Feliz día del Señor

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