Las islas canarias vivieron durante
muchos años de la agricultura; tómate,
plátano, pepino etc. Todos estos productos se exportaban a diferentes países,
siendo Inglaterra el mayor receptor para
ellos
En la isla de Gran Canaria
proliferaban, sobre todo, las plantaciones de tómate siendo la franja del sur
la preferida por los pequeños y grandes
agricultores.
La gran mayoría de la población
canaria se dedicó por muchos años a ser trashumante, bajaban desde la cumbre
hasta la costa, para echar unas fanegadas de tomateros con las que sacar la familia adelante
Todo funcionaba de ésta manera hasta
que llegó el boom turístico. A partir de éste cambio, que a todos nos pareció
la gran panacea, que nos sacaría de trabajar sólo en la tierra. Desaparecieron
las plantaciones de todo tipo para, en su lugar plantar cemento, palmeras
traídas de sabe dios donde que, aparte de costar una millonada, vinieron a
enfermar las autóctonas de nuestra isla.
Los terrenos que durante mucho
tiempo se vieron dando el fruto del tomatero se quedaron solos, Los hombres y mujeres que, durante
muchos años permanecieron trabajando en la agricultura, cambiaron las ropas
manchadas de la platanera y el olor del tomatero por el uniforme de camarero o
limpiadora.
La gran mayoría trabajaba para
extranjeros sin tener la menor idea de idiomas pero, en esos días de miel y
gloria, valía todo o así se pensó en un primer momento.
Con el paso de los años se ha
demostrado que esa no era la manera más acertada de tratar a unas personas que,
no sólo venían a tomar el sol, sino que eran la mejor fuente de ingresos que
nos quedaban a los canarios.
Hoy, a los turistas que nos visitan,
se les clasifican como antaño se hacia con los
tomates; P. M. MM ó G.
A los que entran en la vitola de la P o, lo que es lo mismo los
pobres, se les meten en apartamentos u
hoteles que, en la mayoría de los casos necesitan una gran reparación, ya que
por ellos han pasado muchos años y lo más que han renovado ha sido la pintura
de sus viejas paredes.
Continuando con éste símil y para no
ser reiterativa llegaré a lo que designaban como G, era como se
denominaba al
tómate grande, hermoso, el mejor. En esta vitola “tomateril” es donde
entra el turismo que, según los entendidos vienen cargados de dinero
que,
supuestamente, dejaran en nuestra isla.
Para ellos se edifican hoteles de
lujo donde no faltan; el jacuzzi en la habitación, el área de masaje y
relajación acompañado de todo tipo de comodidades y exquisiteces.
Se construyen más y más campos de
golf, sin tener en cuenta los que ya poseemos en la isla. Tampoco importa que
cada campo de golf sea un terreno que se roba a la agricultura o a viviendas
para familias necesitadas, sin contar la cantidad de agua necesaria para regar el césped.
Nos dicen que para éste menester
aprovechan el agua depurada de los mismos hoteles. Perdonen mi ignorancia he
incredulidad pero me cuesta aceptarlo, de igual modo no creo todo el argumento que esgrimen los
políticos y tour - operadores cuando, queriendo recuperar la gallina de los
huevos de oro, argumentan que el turismo idóneo para canarias es el que viene
en busca de los mejores campos de golf.
A esa
gallina la mataron porque sólo
se le dio a comer sol y playa. No
supieron alimentarla con la cultura canaria; cuevas pintadas de Galdar,
Senovio
de Valerón etc. sin dejar de lado
nuestros campos y barrancos, nuestras costumbres gastronómicas.
Mostrarles que no comemos solamente
papas arrugadas y mojo. Gran canaria tiene mucho para enseñar pero no
se han preocupado de conservarlas para luego poder venderlas.
¿Es
esto lo que pretenden vender a los turistas? Señores políticos si de verdad les preocupa el futuro de Gran
Canaria y, el de los canarios en general, dejen de pasarse la pelota unos a
otros y cuiden lo que tenemos. No sólo
se puede ofrecer campos de golf hay otras alternativas.
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